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Opinión
Editorial: Guayaquil no es ‘independiente’
Guayaquil, la casa de todos. La valiente y noble ciudad del río grande y del estero; la alegre, fiestera y caliente, está de fiesta. Celebra 202 años de independencia, pero irónicamente está ‘secuestrada’.
Sus habitantes están ‘encadenados’ a sus casas por la ola criminal que se ha expandido en los dos últimos años. Salir a pasear en este feriado es arriesgarse a regresar al hogar con el trauma inyectado por la violencia. O simplemente no volver más.
A sus habitantes se les ha embargado la posibilidad de transitar por calles y aceras limpias y en buen estado. Les han impuesto como castigo convivir entre alcantarillas tapadas, con el mal olor por el tratamiento de aguas servidas, apretujados en un sistema de transporte que no da más, y tantos otros dolores de cabeza.
Entonces, ¿es justo celebrar lo que sucedió hace 202 años, cuando actualmente Guayaquil está ‘raptada’ por la inseguridad y el abandono de sus autoridades en servicios públicos, desarrollo y más?