La publicación de un medio de comunicación inglés que aborda temas de actualidad, en la que califican a nuestro país como un “narcoestado”, ha escandalizado a algunos, pero también ha sido el pretexto perfecto para que otros armen un ring y se monten a defender a golpes las administraciones pasadas del Estado. Todos enfrascados en una pelea estéril sobre en qué gobierno los narcos pusieron un pie en el país hasta llegar a la médula de las altas esferas, cuyo resultado es el alto nivel de corrupción y las muertes violentas generadas por bandas criminales que trabajan para los sanguinarios cárteles de la droga.

Si es o no exagerada aquella calificación dada a Ecuador sería lo de menos, cuando a diario somos testigos de las enormes cantidades de droga incautadas (sin contar las que salen y son detectadas en Europa), las calles se siguen manchando de sangre por los enfrentamientos entre organizaciones narcodelictivas, en los que mueren inocentes, y no dejan de caer ‘peces gordos’ e incluso políticos vinculados a las mafias.

Lo importante y urgente es cómo devolver la paz a los ciudadanos en la lucha contra los narcos, frenar la escalada de violencia para volver a generar confianza entre los inversionistas, recuperar la reputación a nivel mundial y acortar la brecha de desigualdad social. Lo realmente urgente es rescatar al país de las mafias.