Durante las últimas dos semanas, Joel Aristega Velastegui vivió en la incertidumbre. Todos los días, desde que salió de la cárcel por estar involucrado en el microtráfico, recibía llamadas amenazantes.

Así lo dio a conocer su esposa, Yadira Bajaña, minutos después de presenciar, a lo lejos, el asesinato del hombre de 28 años.

Se acercaban las 14:00 del domingo 17 de julio. Todas las medidas de precaución que Joel había tomado, no sirvieron de nada, pues recibió una llamada y salió de su casa hasta la esquina, en la parroquia Roberto Astudillo. 

En todo ese trayecto no soltó el celular y su mujer lo observaba desde el portal de su vivienda.

Mientras Joel seguía hablando por teléfono, dos tipos en moto llegaron y uno de ellos le 'entró' a plomo en reiteradas ocasiones. “Él cayó al piso y ahí le seguía disparando”, narró la acongojada mujer.

Herido de gravedad, el joven fue llevado en una ambulancia del Cuerpo de Bomberos hasta el hospital León Becerra de Milagro, pero lamentablemente, los galenos solo confirmaron su deceso.

Las indagaciones apuntan a establecer quién fue el autor de este crimen, pues según la mujer del fallecido, nunca supo quién o quiénes estaban detrás de las llamadas amenazantes que recibió desde el primer día que salió de la cárcel.

“Mi cabeza tiene precio”, es lo que le habría dicho días antes de ser asesinado.