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Restaurantes quiteños ya registran llamadas y mensajes extorsionadores
Se identifican como parte de una banda criminal y les piden ‘billete’ para no matarlos. Aunque no es la modalidad de las ‘vacunas’ existe temor. Un experto en seguridad dice que la capital está a punto de vivir esa realidad.
La primera reacción luego de recibir una llamada o mensajes extorsivos es cerrar la puerta del local.
Los propietarios de los restaurantes son los que han reportado —con miedo— este tipo de novedades. Kléver Kuyo contó a EXTRA que le pasó hace dos meses. “Entró una llamada al teléfono del local, dijeron que eran de Los Choneros y que llamaban desde una cárcel”.
Un hombre le dijo que conocía sus datos y quienes eran los dueños del negocio. Pidió 5 ‘lucas’. Fueron momentos de terror, aunque no cayeron en la estafa. “Llamamos a la policía, vino un agente y habló con el extorsionador. Lo frenó”, dijo.
Desde entonces no han recibido más llamadas, pero quedaron sorprendidos de cómo los supuestos Choneros obtuvieron la información
No son ‘vacunas’
Diego Vivero, director de la Agremiación de Restaurantes de Pichincha, explicó que estos casos han ido en aumento. “No me atrevería a decir que son ‘vacunas’ como vemos en ciudades de la Costa. No hemos llegado a eso”, mencionó.
Sin embargo, miembros del gremio se están organizando para contrarrestar este y otros problemas como la mendicidad alrededor de los locales.
La coronel Macarena Encalada, comandante del circuito La Mariscal, comentó que si bien se han registrado estos casos, no considera que sean, por ahora, una preocupación. “Cuando conocimos de un caso colocamos el botón de pánico al ciudadano y le dimos las indicaciones necesarias”, agregó.
Una de la medidas del gremio de restaurantes es la georreferenciación de los locales, así como de las necesidades específicas de acuerdo al sector.
A la vuelta de la esquina
A pesar del aparente optimismo del gremio y la Policía Nacional, que las ‘vacunas’ lleguen a la capital es cuestión de poco tiempo, según Marcel Merizalde, experto en seguridad.
“Es algo inminente, pues Quito tiene gran población y su economía es más desarrollada con respecto a las provincias”, explicó.
Además, cree que medidas como chats comunitarios o botones de pánico no son suficientes para detener la ola de delincuencia y violencia que azota al país.
“Las soluciones son macro, el Gobierno debe sentarse a negociar con las bandas criminales”, agregó.
A esto se sumaría la mejora de las condiciones de la fuerza policial, pues lo que se necesita, según el analista, es que los uniformados tengan los medios y herramientas necesarias para acudir a los auxilios. “No basta con solo aumentar personal”.
Estas negociaciones no serían nuevas, pues las grandes bandas y el narcotráfico estarían rondando por el país desde los años 90, dijo Merizalde.