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Drama

Parientes de Adelayde no podían creer la forma en la cual murió la infante, la única niña de su familia.Álex Lima / EXTRA

"Nos quitaron a la princesa de la casa", dijo un pariente de la niña que murió en accidente de la Perimetral

Acompañar a su mami a recoger a una amiga del colegio le costó la vida a la menor de tres años. Un buen samaritano las ayudó, pero un tráiler los impactó. Sucedió en Guayaquil.

Eran las 06:20 del 30 de agosto. Nicol Viveros recibió una terrible noticia: su sobrina Adelayde Ramírez, de tres años de edad, fue la víctima mortal de un accidente de tránsito suscitado en la vía Perimetral, entre el sector de El Fortín y la avenida Casuarina, en el noroeste de Guayaquil.

La furgoneta en la que se movilizaba fue impactada por un tráiler, al igual que otro auto cuyo conductor se detuvo a ayudar ante el imprevisto. 

Su hermana, Geovana Viveros, madre de la menor fallecida, la llamó en shock y le pedía socorro.

“Mi ñaña salió de nuestro domicilio en la calle 30 y García Goyena (suburbio porteño). Iba a recoger a una niña del colegio en el que estudian mis sobrinos. Posteriormente pasaría por los niños de la casa y luego los llevaría a Guerrero Martínez y Cuenca (suburbio), sitio donde queda el plantel”, relató la joven de 21 años.

“Sé que se quedó botada y prendió las luces de parqueo y un hombre detuvo su carro y la ayudó. Intentó pedir ayuda a policías de una UPC cercana, pero no le hicieron caso”, reveló la parienta.

Otro tío de la infante, Josué Viveros, dijo que su ñaña hacía expreso, trasladaba a los cuatro niños de la familia (los dos vástagos de Josué y los dos de Geovana) y cuando podía le daba ‘aventón’ a una niña de 10 u 11 años, quien quedó herida en el percance. Según Nicol, ella sería atendida en el hospital de Monte Sinaí.

Su fiel compañera

“La bebe era muy apegada a mi hermana y siempre la acompañaba. Ella se levantaba feliz para ir a la escuela (maternal)”, mencionó su tía, quien pasaba mucho tiempo con la menor. La cuidaba junto a su pareja, Adrián Pacheco, con quien todavía no tiene descendencia.

“Ella era la única niña de la familia. Nos quitaron a la princesa de la casa”, expresó Adrián, tío político.

Personal médico acudió hasta la escena del percance para asistir a la menor herida.Álex Lima / EXTRA

Familia unida

Los Viveros son muy unidos y en este momento de dolor lo demuestran. Unos se dirigieron hasta el Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses para hacer el papeleo pertinente y retirar el cuerpo de la nena.

Otros se desplazaron hasta las instalaciones de la Unidad Judicial de Tránsito de la ciudadela Florida, norte de Guayaquil, para ver qué pasaba con Geovana, quien fue retenida para las respectivas investigaciones, junto con Víctor Duarte, el buen samaritano que le dio la mano en la Perimetral.

Callado y contemplando los ventanales de cristal de la edificación de la Unidad de Tránsito, estaba don Segundo, padre de Geovana.

El hombre mantenía su fortaleza y corría de un lado a otro en los exteriores de la unidad, para que su hija lo vea. Al cumplir con su objetivo ‘voló’ a llevarle agua y algo de ropa, para que su pariente se cambie.

Los peritos de la Oficina de Investigación de Accidentes de Tránsito (OIAT) revisarán las cámaras de vigilancia del sitio para dar con el conductor del tráiler.

Se perdía entre los pasillos, hasta que llegó a una oficina, la redacción de partes de la unidad, donde le pidió a un agente de tránsito que le entregue la encomienda a su familiar.

Lo dejaron pasar... El abrazo que se dieron lo hizo quebrar en llanto, aunque solo se oía el sollozo de ella. Don Segundo antes de entrar a verla dijo: “Yo tenía que morir primero, no mi nieta; pero me quedó mi hija”.

Josué acomoda los juguetes de su sobrina.Romina Almeida/Extra

Niños impactados

El hijo mayor de Geovana, de 10 años, se descompensó al saber la noticia, la cual descubrió por los medios de comunicación. “Él reconoció el carro, se desmayó, tuvimos que darle agua con azúcar. ‘Se llevaron mi vida’, decía. Él veía mucho por su ñaña”, rememoró su tío político, Adrián.

“Todos los niños en casa se pusieron a llorar cuando se enteraron... mis hijos y mi sobrino... todos se quieren mucho”, contó Josué, quien considera que necesitarán ayuda psicológica.

Su padre no lo sabía

En los exteriores del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses estaba María Rodríguez, la tía paterna de la menor. “Mi hermano todavía no sabe. Hoy (30 de agosto) en la tarde queremos decírselo. Él trabaja viajando”, dijo la mujer, de unos 35 años, quien no continuó hablando porque la embargaba el dolor.

Ahorros familiares

Los gastos funerarios fueron cubiertos por los Viveros, quienes tuvieron que ocupar un fondo familiar que tenían destinado para una construcción y reparación en su vivienda.

Nicol y don Segundo intentaban de ver a Geovana, por medio de los ventanales de la Unidad Judicial de Tránsito.Romina Almeida/Extra

El acomedido sale...

Así como Geovana Viveros fue retenida para investigaciones, igual ocurrió con Víctor Duarte, el buen samaritano. Él también estaba en la Unidad Judicial de Tránsito.

Su prima, Patricia Caicedo, indicó que él la llamó llorando luego del siniestro de tránsito.

“Me dijo que estaba detenido y tenía miedo. Él también pudo haber muerto. De lo que sé, él venía solo e intentó que lo divisen con la luz de su celular. Él estaba tratando de ayudar y de la nada aparece ese tráiler. Por buen samaritano, ahora está involucrado”, sostuvo la pariente, quien contó que la madre de la menor fallecida mantuvo su versión: él fue el único que la socorrió.

La familiar indicó que su primo perdió su carro, pues no tiene seguro, y su esposa se encargó de los trámites para justificar su falta en el trabajo.

“Que le den medidas sustitutivas, no es justo lo le está pasando. Aparte están las cámaras del sitio, ¿por qué no las revisan? Allí se debe ver lo que pasó. Él tiene esposa e hijo, es el sustento de su hogar, nunca ha estado involucrado en nada malo. Tiene miedo porque aquí las leyes no amparan al ciudadano y el real autor (queda) libre”, concluyó Caicedo, quien iba por los pasillos con el abogado, tratando de entender por qué él salió ‘mal parado’ por hacer el bien. 

“Si existiera la reencarnación, quisiera tener una hija igualita a ella. No daba de qué hablar. Nos hacía reír cuando bailaba”.Adrián Pacheco, tío político