“Mi amor, me avisas para salir. No te pongas mal, ya hablamos negra”. Ese fue el último mensaje que Jefferson Robi Espín (29 años) envió a su pareja Milagros Rodríguez, la tarde del 16 de julio.

Ocho minutos después la fémina le respondió: “Mi amor, estoy lista”, pero él no contestó porque le habían disparado, mientras estaba en un puesto de comida cerca del ingreso al recinto San Francisco de la parroquia San Juan, en el cantón Puebloviejo de Los Ríos.

Según testigos, el hombre comía una tortilla cuando dos sujetos vestidos de negro llegaron en una moto a perpetrar el asesinato. Le ‘pegaron’ tres balazos: uno ingresó por la cara y se alojó en el tórax, otro lo recibió en el antebrazo derecho y el último en el hombro izquierdo.

En un auto llevaron al herido hasta una clínica en San Juan, pero allí no recibió atención y por eso lo trasladaron al hospital Martín Icaza, de Babahoyo, donde se confirmó su muerte.

Milagros ya sabía del atentado y se movilizó hasta la casa de salud. Ella narró que esa tarde iban a volver, después de un mes de separación. “La tía le dio un espacio para que construya una habitación en Babahoyo y me escribió temprano para viajar juntos”, relató.

Milagros afirma que ambos tenían un tatuaje de sus caras, en lado izquierdo de la espalda. Así expresaron su amor.

Al parecer, la relación no tenía toda la aprobación de las ñañas de Jefferson, que solo reconocen como pareja de su pariente a la mamá de sus tres sobrinas, con quien también supuestamente estaba en planes de volver el ahora difunto.

La víctima registra una detención por tráfico ilícito de sustancias (2021). Agentes buscan establecer el móvil del crimen.