En la tarde del jueves 2 de marzo, de un momento a otro, el murmullo en los pasillos del Hospital de Especialidades Guayaquil cambió por detonaciones. Una, dos, tres… “y quien sabe cuántas más”, dijo una de las mujeres logró escuchar desde otro planta lo que sucedió en el cuarto piso del centro hospitalario.

Los ‘pepazos’ tenían una razón: un hombre, quien se encontraba internado por una herida de arma de fuego infringida el martes 28 de febrero en una zona cercana, fue asesinado por dos personas que ingresaron a las instalaciones vistiendo uniforme de personal de salud.

Según el coronel Fabary Montalvo, jefe subrogante de la Zona 8, la víctima no tenía custodia policial al momento de la balacera; sin embargo, un policía resultó herido luego de la ‘visita’ de los gatilleros ya que en el sitio se encontraban dos ppl trasladadas desde Quevedo.

Lucía, nombre protegido, había estado aguardando por noticias de su hija afuera del quirófano del complejo hasta unos pocos minutos antes de la balacera. Su familiar debía ser intervenida de urgencia; pero, debido a problemas respiratorios, no fue posible. “En ese momento, yo bajé al baño y de un momento a otro empezaron las balas. Luego, nos sacaron a todos, pero mi hija se quedó allí con mi yerno”, comentó.

Casi una hora después, la mujer seguía esperando a sus familiares. “No los dejan salir. Ella ya no tiene nada que hacer adentro, pero no puede salir”.

Ella fue una de las que pudo ver a quienes, supuestamente, serían los gatilleros. “Vi que salía un dos vestidos de doctor y otro más que tenía dos armas. Al final solo se los vio salir corriendo”, contó.

Por otro lado, Martha Romo se ‘comía’ las uñas de desesperación sabiendo que su hija también estaba en el interior del hospital. Ella había llegado a una consulta médica en el cuarto piso, mismo lugar donde sucedió el cruce de balas.