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El mayor sueño de Danny Sarango era ver crecer a su hijo.Cortesía

Crónica de un asesinato: así fueron las últimas horas de Danny Sarango

Danny Sarango, estudiante de la Universidad Católica de Guayaquil, fue asesinado el pasado 26 de noviembre tras un secuestro exprés. Los familiares piden justicia. 

Danny Sarango no volvió a casa a las 20:00 del 26 de noviembre pasado, como era costumbre. En cada rincón quedó su ausencia, un fantasma que continuará viviendo en recuerdos y buenos momentos; también seguirá existiendo en un niño de tres años que camina de la misma forma, lleva el corte de cabello igual que su padre y que, de espaldas, es una copia tangible.

María, su esposa, no olvidará que Danny se levantó en su último día a las 06:00 para arreglarse, ni tampoco el último bolón que se comió de desayuno el día que lo asesinaron durante un secuestro exprés al tomar un taxi afuera de la Universidad Católica de Guayaquil, donde estudiaba enfermería. Sobre sus labios también quedará el beso que su esposo le dio antes de salir y que no volverá a recibir.

“Siempre creía que esas cosas le pasaba a la gente mala. Mi esposo nunca se metía con nadie, solo se dedicaba a su hogar, trabajo y estudio”, expresa María.

El hijo de Danny no entiende cuando su madre le dice que ahora su padre los cuidará desde el cielo. La primera semana solo pedía que lo llevaran al Malecón 2000, donde solían pasar sus fines de semana.

No podemos ir, le respondía María. “Es muy difícil venir aquí sin él. Siempre veníamos los tres y ahora tocará ser solo los dos”, dice sentada en una banca de este lugar la tarde del domingo 4 de diciembre, mirando de vez en cuando hacia el río Guayas, mientras sostiene en sus brazos a su hijo. Es la primera vez que acuden desde el asesinato de Danny.

"Siempre creía que esas cosas le pasaban a la gente mala. Mi esposo nunca se metía con nadie, solo se dedicaba a su hogar, trabajo y estudio".

06:00, el desayuno

Danny se levantó a la hora habitual. Los primeros rayos del sol, que aún no eran tan cálidos, lo despegaron de las sábanas de su cama. Se bañó y se arregló para el evento que tan emocionado lo tenía: el aniversario de la carrera de enfermería en la Universidad.

Se atavió con una camisa celeste, un blazer y pantalón azul, y los zapatos café. Los colores que escogió para vestirse y que para María resaltaban su belleza, sirvieron, más de 12 horas después, para que la Policía identificara su cadáver.

Hace algunos años, cuando recién nació el hijo de Sarango.Cortesía

Tras arreglarse, Danny se sentó a desayunar junto a María y comieron bolones. Él se apuró porque debía llegar al Hospital de la Policía, donde trabajaba, sobre las 07:00 y salió de casa.

-Cuídense mucho, más tarde nos vemos-, fueron las últimas palabras que María escuchó de la voz de Danny. “Y saber que esa iba a ser su despedida, la última vez que lo escucharía”, dice.  Ahí, en ese momento, también se produjo el último beso.

19:00, el último mensaje

Tras el evento por el cual tanto se había arreglado, Danny le escribió a su esposa para avisarle a las 19:00 que iba a tomar un taxi para regresar a casa y continuar con las clases virtuales.

Sin embargo, en ese trayecto, Sarango se percató que el conductor estaba un poco extraño. Por lo cual, contactó a un amigo por chat y le dijo que lo llamaría, pero que debía hacerse pasar por policía.

Esa fue su última llamada, sobre las 19:20. El amigo, al otro lado de la línea, solo escuchó golpes y gritos. No había ninguna voz. Ahí llamó al ECU911 para intentar rastrear el teléfono, pero no fue posible.

Danny estudió enfermería por su pasión de ayudar a las demás personas.Cortesía

22:00, la hora final

Entre las 20:00 y las 21:00, la angustia solo aumentaba. No salían de casa porque pensaban que en cualquier momento podría llegar. Sin embargo, desde ECU911 le pidieron que pusiera una denuncia.

Se dirigieron hacia el Cuartel Modelo y ahí les solicitaron que fueran a la Fiscalía a poner la denuncia. Cuando se desplazaban hacia el otro lugar entró una llamada de la Policía, en la que pedían que explicara lo sucedido.

Luego de narrar los sucesos, los agentes le dijeron que habían encontrado a alguien vestido igual que Danny cerca de la Cooperativa 25 de Julio, por el cerro San Eduardo.

Sobre las 22:30 de ese 26 de noviembre reconocieron el cadáver, el cual tenía el rostro golpeado, la nariz partida, además de moretones en los brazos y manos.

La causa del fallecimiento, según la autopsia, fue por asfixia. Hasta el momento, las autoridades investigan el caso y revelaron que en la revisión de cámaras de seguridad del sector no puede verse el momento en el que Danny aborda el taxi, el cual era informal y no de una cooperativa.

“Es muy duro porque lo veo en cada parte, desde que estábamos sentados comiendo hasta que nos acostábamos a dormir. Siempre lo amaré”, dice la esposa entre sollozos.

María y Danny seguirán existiendo en el Malecón 2000, en ese largo corredor que caminaron tantas veces juntos y en donde alguna vez soñaron con amarse hasta viejos.

El nombre de la esposa de Sarango fue cambiado para proteger su identidad. 

En investigación

EXTRA tuvo acceso a los documentos de la investigación a cargo del fiscal Franklin Armando Saltos Haon de la Fiscalía de Patrimonio Ciudadano 5, en los cuales se detalla que hay un carro identificado que están indagando para determinar si fue el abordado por Sarango. 

Por otra parte, tras 15 días del asesinato, las labores investigativas apenas están empezando. Aún no han determinado si hay una posible banda a las afueras de la Universidad Católica, donde el estudiante abordó el taxi, ni tampoco qué medidas se han tomado al respecto. 

Se espera que durante esta semana se asigne un agente de la DINASED para empezar investigaciones de campo cerca de la Cooperativa 25 de Julio, donde fue hallado el cuerpo del enfermero.