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Coche bomba en Quito: Tenía explosivos para acabar con un barrio, ¿qué evitó la tragedia?
El comandante zonal de la Policía revela cuál era el alcance de la carga encontrada. Un experto en Seguridad precisa algunos detalles de este caso
Hicieron todo, menos el gol. Es una metáfora que podría aplicar a lo acontecido la noche del Jueves Santo (6 de abril) en una gasolinera de Quitumbe, sur de Quito.
En este lugar, un grupo de criminales abandonó un vehículo cargado con un cilindro de gas y veinte tacos de explosivos de fabricación industrial, la mayoría de origen peruano, listos para ser detonados.
Los habitantes de la zona tienen miedo. El dueño de un restaurante no quisiera morir en pedazos por una explosión y aseguró que el próximo mes buscará otro local. “Estos hechos se dan por las famosas vacunas. Yo mejor me voy”.
Los taxistas que operan frente a la estación de servicio señalaron que procurarán estar más atentos cuando vean un carro sospechoso, para alertar a la Policía. Mientras tanto, los trabajadores de la gasolinera recibieron la disposición de no permitir que los usuarios estacionen sus automotores por más de treinta segundos, al menos que lleguen para cargar combustible.
El general Víctor Herrera, comandante policial de la capital, señaló que si el coche bomba hubiera estallado, combinado con la posible reacción del combustible almacenado en el lugar, los daños habrían sido catastróficos, afectando al menos 500 metros a la redonda.
Por lo pronto, agentes investigadores trabajan bajo reserva para determinar si tres sujetos que fueron detenidos en la gasolinera una semana antes, por robar a los clientes, tienen algún nexo con esta situación.
Amenaza explosiva
Para citar un ejemplo del peligro, el 14 de agosto de 2022, una explosión causada por una carga posiblemente menor sacudió el barrio Cristo del Consuelo, en el sur de Guayaquil, cobrando la vida de cinco personas, hiriendo a una veintena y destruyendo ocho casas en la denominada Calle 8.
Estas comparaciones y análisis citados han sido expuestos -ante la consulta de Diario EXTRA- por el experto en Seguridad Nelson Yépez, quien como asesor de una empresa tuvo que enfrentar un hecho similar el 1 de noviembre de 2022, en el kilómetro 16,5 de la vía Guayaquil-Daule, cerca de la antigua Penitenciaría del Litoral.
En los exteriores de la compañía habían dejado un automóvil cargado con artefactos explosivos, que también estaban listos para ser detonados, pero estos, al igual que en Quito, no fueron activados. “Todavía no hay mucha experticia en el manejo de bombas aquí en el Ecuador (de parte de los grupos criminales)”, sostiene Yépez.
Nuestro reto es combatir con éxito y profesionalismo todo crimen. Felicito el accionar de nuestras unidades tácticas, que lograron desactivar el artefacto explosivo adherido a un cilindro de gas que se encontraba en el interior de un vehículo al sur de #UIO.#MásFuertesQueNunca. https://t.co/8PqOVMX7DN
— GraD. Fausto Salinas Samaniego (@CmdtPoliciaEc) April 7, 2023
Es por eso que señala que, en el caso suscitado en Quitumbe, el objetivo no era únicamente generar terror, porque es algo que ya han conseguido los grupos de delincuencia organizada, no les hace falta.
“Se evidencia que la cebada de la carga, como dicen los militares, la hacen bien, pero tal vez tienen miedo de que les explote rápido (...). Todavía no tendrían la tecnología para una detonación remota, por medio de un celular o de una cuerda”, argumenta.
El especialista menciona que “esto iba a ser un daño grandísimo, pero por alguna razón no les está funcionando. Probablemente, están usando mecha lenta porque por alguna falla, se les apaga”.
Yépez cree también que el miedo esté latente aún por el caso del 20 de mayo de 2022. Ese día, tres criminales murieron desmembrados cuando una de las cargas explosivas que preparaban, para enviar con drones hasta una cárcel porteña, les estalló. Ese sería el motivo de temer a la manipulación de estas cargas de terror. (SC-BCP)