En un ataúd café quedaron las esperanzas de que María Belén Bernal volviera a casa con vida. El féretro fue llevado hasta el teatro de la Universidad Central, norte de Quito, para ser velado en medio de una capilla ardiente.

Allí, centenas de personas hicieron fila para abrazar a Elizabeth Otavalo, su madre. Ella no vistió de negro, prefirió llevar una camiseta blanca con la foto de su hija y un lazo morado. Salió hasta la puerta del recinto y consternada clamó, una vez más, por justicia.

“Mi hija ya es un ángel, pero esto no termina aquí, sino cuando los malhechores hayan pagado”, comentó frente a las cámaras.

Bernal desapareció el 11 de septiembre pasado, luego de que entrara a ver a su esposo, Germán Cáceres, en la Escuela Superior de Policía, ubicada en Pusuquí, noroccidente de la urbe. Cerca de allí fueron hallados sus restos, en el cerro Casitagua, después de 11 días de búsqueda, impulsada principalmente por Elizabeth.

Cáceres ahora es buscado por las autoridades, que incluso han puesto una recompensa de 20.000 dólares sobre su cabeza.

“Ella murió dentro de la Escuela de Policía, por lo tanto es un crimen de Estado, señores”, reclamó, por lo que también acudirá a instancias internacionales para esclarecer los hechos.

UNA AMIGA EJEMPLAR

Denisse Buñay, amiga y colega de Belén, contó a EXTRA que siempre la recordará como una mujer alegre y solidaria. Incluso la apoyó en uno de sus peores momentos: cuando su exesposo la maltrató.

“Ella llevó mi caso y no me cobró ni un centavo. El implicado era compañero de su esposo”, relató.

Ellas se conocieron hace poco más de siete años, en los que compartieron litigaciones, desayunos, cenas, momentos de alegría y de tristeza. Su frase siempre era: “cuentas conmigo para lo que sea”, recordó.

El caso de Denisse llegó a las autoridades policiales, pero su respuesta habría sido que las conductas fuera de las labores no eran competencia de la institución. “Pedí una revisión psicológica de mi expareja, pero entre ‘bodys’ se protegen”, agregó.

Recordó que debido a los problemas con su ex tuvo inconvenientes con su embarazo, algo que empeoró por la situación económica precaria que tenía en esos momentos. Bernal le dio 250 dólares para la leche de fórmula que la bebé necesitaba cuando nació.

Este no fue el único caso, pues sus amigos la recuerdan como “alérgica a los abusivos”, ella siempre estaba de lado de las víctimas. “Ella aconsejaba para que las mujeres salgan de los círculos de violencia. Es injusto que su vida haya terminado por esa misma causa”, reclamó Denisse.

"ERA PERFECTO"

Buñay trató a Germán Cáceres y nunca sospechó que pudiera haber maltrato dentro de la pareja. Por el contrario, Belén siempre les decía a sus amigas que había “hallado al hombre perfecto. “Ha sido perfecto, pero perfecto asesino”, sentenció Buñay.

Germán y Belén se conocieron hace siete años cuando ella solicitó ayuda con un traslado de valores a la Policía. El hombre llegó en su motocicleta para “protegerla” y ella se flechó. Así, poco a poco, fueron entablando la relación hasta llegar al matrimonio.

“Ella se veía feliz. Germán nunca dio señales de violencia”, agregó la abogada.

Así, los recuerdos de las canciones de Olga Tañón y los pasillos que escuchaba Belén cuando comía solo quedaron en las anécdotas de sus más cercanos. También los vídeos en los que bailaba y las camisetas estampadas de personajes de Disney que tanto le gustaban.

Denisse se unió al pedido de muchos: “Dejen de defender la institucionalidad de la policía. Dejen de protegerse entre ‘bodys’. Queremos justicia”.

Elizabeth Otavalo también anunció que irá a instancias internacionales. Evitó ahondar en los detalles de los resultados de la autopsia para no revictimizarla. “Siempre estuve con ella, desde niña, siempre estuvimos juntas”, agregó.

En el teatro hubo abrazos, lágrimas, canciones, banderas moradas y ‘ríos’ de gente que quisieron mostrarle su apoyo a Elizabeth, la madre coraje.

EL EXPERTO

Tras el hallazgo del cadáver de la abogada Bernal, mucho se ha especulado sobre cómo pudo ser llevado hasta el cerro Casitagua, en Pomasqui (ver infografía). Una de estas dudas se centra en si el sospechoso, el teniente Germán Cáceres, esposo de la víctima, actuó solo o no.

EXTRA consultó a Christian Rivera, especialista en prevención y rescate, y detalló que, según la forma en la que se dio el recorrido, es probable que el victimario no tuvo ayuda de nadie más. “En una distancia corta, el traslado de un cadáver se lo puede hacer arrastrándolo”.

Rivera indicó que esto podría ejecutarse, tomando en cuenta la contextura del individuo (peso, altura, condición física). También otra ventaja que puede tener alguien que quiere ocultar un crimen en una zona agreste es su conocimiento sobre la misma. En el caso de Cáceres, quien era instructor de la escuela policial, él sabía cómo era aquel terreno boscoso.

Sin embargo, las investigaciones serán las únicas que demuestren si hay más implicados en la ocultación del cuerpo.