A 29 años y 4 meses de prisión, por el delito de violación, fue sentenciado Darwin Juiña, conductor de una unidad de transporte escolar que brindaba servicios al colegio Luis Napoleón Dillon, de Quito. La noticia fue confirmada por la Fiscalía la tarde del 9 de marzo de 2023.

El hombre fue penado como autor de la agresión sexual ejecutada en contra de una adolescente, de 14 años, a quien llevaba hacia el plantel educativo, de donde era estudiante.

Este suceso, de acuerdo a la información oficial, se registró el 21 de abril de 2022 y, como consecuencia del suceso, la rectora fue separada de su cargo y también era investigada, según informó en ese entonces la ministra de Educación, María Brown.

En la audiencia de juicio, el fiscal Galeano Balcázar demostró los indicios y las agravantes para el cometimiento del ilícito, como que el conductor conocía a la víctima con anterioridad. Eso fue algo que permitió lograr una sentencia mayor.

En la diligencia se recordó también que el día del suceso, Juiña recogió a la víctima como lo hacía habitualmente -ella era la primera en embarcarse- y que en el trayecto él desvió su ruta y se detuvo en una tienda para comprar una bebida alcohólica, que hizo consumir a la adolescente, para presuntamente hacer que pierda el conocimiento.

"El nivel de inconciencia de la víctima fue aprovechado por el procesado para violarla", informó el Ministerio Público.

Luego, durante el recorrido, el conductor habría ido a recoger a otro estudiante, quien se habría preocupado al ver a su compañera en mal estado. El chofer le habría dicho que no pasaba nada, mientras la perjudicada balbuceaba que el Don -como le decían a Juiña- la había violado.

En el sector El Inca, el dueño del carro se embarcó y tomó la posta para manejar y continuar con el recorrido. Al llegar al plantel, la víctima fue llevada por sus compañeros al rectorado, para denunciar lo ocurrido.

En la confusión el sospechoso escapó, pero el 4 de mayo de 2022 fue capturado en Lago Agrio, provincia de Sucumbíos.

Durante las investigaciones, el procesado trató de desvincularse del caso alegando que la afectada había inventado la historia para extorsionarlo. Sin embargo, las versiones de testigos y las pruebas médico forenses y psicológicas practicadas a la víctima descartaron lo dicho por el ahora sentenciado.