Fabián González Gracia (18 años), Mauro Gaspar Gracia (21), Roberto Reasco Biojó (21) trabajaban como pescadores artesanales en la parroquia Rocafuerte, en el cantón Rioverde, en el norte de la provincia de Esmeraldas. Se dedicaron a esa actividad desde hace más de un año, tiempo en el que llegaron desde su natal Colombia en busca de mejores días. Pero los constantes robos que sufrían en altamar los obligó a dejar esta labor, según cuenta Amira García, madre de Mauro Gaspar.

Los tres, junto con un niño de 9 años, fueron acribillados por encapuchados la madrugada del pasado sábado 8 de octubre en el barrio 25 de Enero, en Rocafuerte, mientras se encontraban en una partida de naipes. Producto del ataque resultaron heridos Hernando Vergara y su hija, menor de edad, quien sufrió el roce de uno de los proyectiles. Su padre tiene una herida de bala en la pierna derecha.

Los antisociales estaban supuestamente encapuchados y llegaron al sitio en dos camionetas, una Chevrolet Dmax color negra y otra del mismo modelo, pero blanca. Cuando la policía obtuvo esa información ya había pasado mucho tiempo, por lo que los pillos tuvieron el tiempo suficiente para escapar.

“Lamentablemente los moradores del sector tuvieron una actitud negativa y agresiva con la Policía Nacional y no dejaron levantar evidencias para dar con los posibles causantes de este hecho. No pudimos tomar fotografías y menos ver dónde se encontraban los cuerpos”, explicó el mayor Álvaro Jácome, subrogante del distrito policial de Rioverde.

Toda la información que obtuvimos fue recabada a través de entrevistas con los moradores del sector. Según las primeras investigaciones, Roberto Reasco Biojó, una de las víctimas mortales, habría tenido días atrás incidentes con miembros de una banda organizada.

“Estamos trabajando con personal especializado para desarticular estos grupos que están causando zozobra a la comunidad”, enfatizó Jácome.

Amira aún no asimila lo ocurrido, aún están en su mente las imágenes del aterrador ataque que sufrieron a la medianoche del sábado 8 de octubre. Ella estaba adentro de la humilde casa de madera en la que habitan, cuando escuchó que dos camionetas se estacionaron al frente y de ellas descendieron aproximadamente siete sujetos fuertemente armados con pistolas 9 mm, repetidoras y fusiles.

“Ellos estaban jugando naipes, era la última partida porque ya se iban a dormir, pero de un rato a otro llegaron esos tipos y dispararon. Ellos intentaron huir, se metieron a la casa pero los siguieron para dispararles”, relató la acongojada mujer, quien asumirá la custodia de tres de sus nietos que quedaron huérfanos.

Con estos cuatro casos, Rioverde suma ya 20 muertes violentas en lo que va del año, según cifras proporcionadas por la policía.