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Farándula
William Jaramillo asegura que ha perdido el apetito sexual
Cuyando con Mauricio: El presentador de televisión y experto en moda está optimista: tiene un 60 % de posibilidades de recuperar la visión. Toma con humor algunos momentos difíciles
En 2021 empezó la cuenta regresiva y William Jaramillo, de a poco, perdió la visión. Con su ojo derecho puede ver un 10 por ciento. En el izquierdo solo hay tinieblas.
Es un misterio lo que provoca el síndrome de Sjögren, nombre de este trastorno autoinmune en el que el propio sistema inmune ataca por error el tejido sano, aniquila las glándulas lagrimales y reseca el ojo. Lo único seguro es que terminará en ceguera, como le sucede al presentador de televisión.
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Lejos de su personalidad fuerte y a veces arrogante, William es optimista. EXTRA lo encontró a la salida de una consulta médica en una fundación, ubicada al norte de Guayaquil. Iba acompañado de un joven fornido que, cual sombra, se movía a su lado cada vez que daba un paso.
Con su mano sobre el hombro derecho del lazarillo ‘tuco’, William caminó por los pasillos y así logró sentarse. Emocionado, menciona que la doctora que lo atendió le dijo que tiene un 60 por ciento de posibilidades de recuperar la visión.
“El síndrome de Sjögren va acompañado de cataratas. Si no tuviera ese síndrome, la operación sería fácil; eso ha hecho que la córnea se desgaste y esté muy delgada”, explica el hermano del licenciado Giovanny Dupleint.
“Me dice (la especialista) que no han empeorado las cataratas ni la córnea, no se me ha hecho ningún hueco en la córnea del ojo derecho; en el ojo izquierdo sí tenía un huequito. Pero dice la doctora que, milagrosamente, que no suele suceder, se está uniendo con venitas rojas y se está cerrando”, explica emocionado.
Está convencido de que las 10 vitaminas que toma al día le han ayudado en su diagnóstico esperanzador, pero también le da crédito a las jaladas de oreja de su mamá, doña Flor Lino, quien ha sido la que más ha llorado y está pendiente de que cumpla con la receta.
- Hoy se opera
Este lunes 11 de diciembre entrará al quirófano y tiene fe que recuperará la visión en un 60 por ciento. Eso sí, sabe que su córnea se quedará delgada como está y que en el futuro le podrán realizar un trasplante, algo muy difícil debido a su condición, porque hace tiempo su organismo rechazó un parche, un tejido con el que taparían ese agujero en su ojo izquierdo.
“Hasta en eso soy jodido, porque de mil personas, uno no es compatible con el tejido. Me explicó el reumatólogo que esto puede ser hereditario. Si yo llegase a tener hijos, que no los voy a tener porque todo el mundo sabe mi condición sexual, así me digan que los gais sí tienen hijos, pues este gay no tiene hijos ni va a tener tampoco, entonces puede heredarlo, pero gracias a Dios no voy a tener (hijos) para que no sufran, porque es algo muy horrible, algo que no se lo deseo ni a mi peor enemigo. A mi peor enemigo, prefiero matarlo y no que le caiga esto”, menciona entre risas.
- Lo siente, pero no lo ve
Confiesa que con el 10 por ciento de su ojo derecho solo aprecia bultos o sombras, refiriéndose a cuando está frente a otra persona. Riéndose con picardía, revela que en la intimidad solo lo siente, pero no lo ve.
En su casa, bajar las escaleras es un peligro, debe encender todas las luces, así sea de día, para poder caminar y no tropezar. Para comer, le sirven en bandejas y no en platos tendidos, pero no porque se le cae la comida de la cuchara, sino que no distingue la profundidad entre el plato y la mesa.
Admite ser un pecador, que no se da golpes de pecho y que tampoco ha pedido a Dios que lo sane, prefiere que sea su voluntad. “Le dije a mi mami que si la operación no sale bien, voy a seguir haciendo lo que hago. Me voy a comprar una silla de ruedas, no porque esté inválido, pero si quiero ir al centro comercial no voy a ir cogido de la mano de alguien ni con el bastón, simplemente que alguien me lleve la silla y yo me siento a tomar un café tranquilo. En realidad, no tengo miedo”.
William desea recuperar la visión por su familia: “Para ver a mis sobrinitos nietos, las arrugas de mi vieja, las arrugas de mi viejo, a mis hermanos, a mi familia... No es por la televisión, no es por la farándula. Tampoco tengo miedo de usar el bastón”.
- Solo amigos
Marcelo Villacís es el lazarillo de William. Se ríe, pero enfatiza que no es su novio, aunque los gustos de William van por esa línea: pepudos, altos, morenos y con full colágeno. El sexy lazarillo, con voz de tarro, dice: “Solo somos amigos”.
“Marcelo es muy buen amigo mío, tiene su esposa, tiene su hija, es muy amigo de mi familia, entonces no hay nada, nunca lo vi así, no trabaja para mí, llegamos a un acuerdo comercial: tú me ayudas y yo te ayudo con ciertas cosas”.
Cuenta que cuando él tiene tiempo lo acompaña. “Ya lo he puteado, la otra vez estábamos en el gym, yo estaba con el bastón, y él, por otro lado. Me dejó botado y le dije: hagamos algo inteligente, te pongo la mano en el hombro, yo voy con el bastón, se nos cruza alguien y le doy su bastonazo. Así empezamos a caminar y ya no me tropiezo”.
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- “EL GUSTO POR EL MACHO SE ME FUE”
Ya que negó algún romance con su musculoso y coqueto ayudante, recordé que la última vez que lo vi bien acompañado fue con un chico reality, cuando él lo llevó de la mano para que hiciera el casting.
“Pero ese chico reality fue hace ocho años y terminó bien malito, después me buscó, pero yo no tropiezo con la misma piedra dos veces, no estoy con nadie ahora porque a veces todo el mundo te busca por interés y yo no estoy para darle nada a ningún pelafustán, pata al suelo y como siempre he dicho: yo como a la carta. Ahora no hay carta, no puedo ver la carta (risas). Entonces estoy soltero, no me interesa nadie, el gusto por el macho se me fue, el gusto por el delicioso se me fue”.
- Su pedido cuando muera
En lo laboral, William continúa ligado a la moda y al diseño, cuenta con una costurera que lo ayuda, trabaja porque detesta causar lástima.
“Estoy actualmente en concursos de belleza, no doy clases de modelaje, no veo al alumno cómo camina, pero hago que se esfuerce, organizo eventos, tengo personas que se encargan de hacer las cosas, toco la tela y les digo cuál comprar y se dejan guiar”.
Al preguntarle cómo le gustaría que lo recordaran, se exalta y dice que aún no se ha muerto. Luego bromeó con la idea y pidió que lo recuerden como aquel que ayudó a muchos modelos, aportó al mundo del diseño y pidió que en su funeral no vayan ni de negro ni de blanco, que vistan de colores, que coman y chupen. Que cremen sus restos y que no mezclen a las ‘prepagos’.
“Separo a las prepago (indicando con sus manos), las prepago están en esta línea, las modelos en esta otra línea; y las altas en esta línea. Nunca juntas las tres. Y como dice el refrán: ‘Cuando muera, que mis cenizas las entierren en una mata de plátano, para que después de muerto me la sigan pelando’”.
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