A la cantante quiteña Tañita Cardona le da por llorar y escuchar música chichera cuando se echa los tragos, pero eso no es todo, confiesa que queda en un estado deplorable y es malhablada, por lo que prefiere beber con gente de su confianza, que la conoce y ya sabe cómo es cuando se ‘empluta’. Principalmente, sus noches de copas son con su pareja que la aguanta y la calma.

Tengo varias. La primera vez que me sentí mareada fue en una presentación artística en la que yo estaba medio maluca de mi garganta, y uno de los priostes (persona que costea una fiesta religiosa) me dijo que él tenía el remedio infalible para que me recupere. Yo solo tenía 14 años y me dio un taco de puro, que con el permiso de mis papás lo tomé y sentí que la garganta se aclaró. Después, me dijo que tome el segundo y que me recuperaba al cien por ciento.

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Me recuperé, pero estaba full mareada. Cuando me subí al escenario, comencé a ver como que el público estaba lejísimo, la tarima como que se movía y recuerdo que casi me caigo, pero uno de mis bailarines me agarró, porque según yo, el escenario estaba superextenso. Casi me voy de muelas, pero esa fue solo una mareada, la borrachera fue años después.

Tenía casi 20 años y recuerdo que me fui a un concierto en Quito, me hospedé con unos amigos que me brindaron un Zhumir sandía y ahí sí me emborraché, me vomité toda, hasta el estudio fotográfico que tenía mi amigo. Me tocó cambiarme y ponerme ropa de hombre porque no había más.

Me gusta de todo, pero cuando tomo prefiero la música popular, la chicha, y como soy muy llorona, canto a todo pulmón las canciones tristes, esas cortavenas.

Pienso que lo mejor es beber con gente que me vaya a aguantar. Las veces que he tomado con mi pareja me da vergüenza al otro día, es ese chuchaqui moral muy feo, pero prefiero que me vea solo él en ese estado deplorable, porque a mí sí me da la del exorcista, vomitando y me retuerzo, a que me vea así gente con la que no tengo confianza. Además, soy llorona, malhablada y hasta un poquito relajosa, por lo que prefiero que sea alguien que me conoce, que me aguante y que me calme, a que sea gente desconocida.

Mi esposo dice que si yo fuera un licor seguro sería un whisky, porque al día siguiente soy un tremendo dolor de cabeza para él.

Fue en la última que me pegué en Latacunga con mi esposo y unos amigos, yo no quería beber y empezaron a darme un licor muy feo llamado Jagger, a mí no me gustó. Enseguida me emborraché y empecé a invitar a gente que no conocía a una supuesta boda con mi pareja, algo que no existe por el momento. Había estado hablando incoherencias, malas palabras y como suelo beber con gente de confianza, haber hecho esto con gente que no conozco fue bastante bochornoso. También había vomitado en el baño, fuera del carro, en la carretera y al otro día, me estaba muriendo.

Ahora, cada vez que veo a estos muchachos me da mucha vergüenza porque no les conocía y me vieron en ese estado bastante crítico.

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