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Cierre definitivo de El Inga: ¿Qué traerá el nuevo complejo ambiental de Quito?
La transición hacia una infraestructura moderna busca fortalecer la gestión de residuos y proteger el entorno de Quito
Tras 23 años de operación, el relleno sanitario de El Inga iniciará su cierre técnico en 17 meses, marcando un hito en la gestión de residuos sólidos en Quito. Cada día, esta instalación recibe cerca de 2.200 toneladas de basura, y su reemplazo ya está en marcha con un ambicioso proyecto que transformará el modelo de tratamiento de desechos en la capital ecuatoriana.
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El futuro del manejo de basura en la ciudad se enfoca en la creación de un complejo ambiental integral en El Inga Bajo, sector de Pifo, cerca del actual relleno. La Empresa Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (Emgirs), a través de su gerente Santiago Andrade, presentó el proyecto al Concejo Metropolitano el 21 de abril.
Este nuevo complejo incluirá:
- Una planta de separación de residuos
- Plantas de tratamiento de orgánicos
- Una planta de generación energética
- Un pequeño cubeto de vertido

- Un sistema moderno de tratamiento de lixiviados
El diseño se implementará bajo el esquema de alianza público-privada (APP), debido a la alta inversión y complejidad tecnológica que implica. El secretario de Ambiente, Santiago Sandoval, estimó que la estructuración del proyecto tomará 15 meses, mientras que la ejecución requerirá al menos dos años adicionales.
Riesgos ambientales y situación actual del relleno de El Inga
Actualmente, el relleno sanitario opera con siete cubetos activos, aunque algunos —como el cubeto 10— ya están en proceso de cierre técnico. Pablo Moreno, gerente de operaciones de Emgirs, explicó que este cubeto presentaba desplazamientos de hasta 20 cm diarios, lo que ponía en riesgo su estabilidad.
Este movimiento representaba una amenaza ambiental, ya que de no contenerse, los residuos podrían deslizarse hasta un río cercano, provocando una posible catástrofe ecológica. Entre los problemas identificados se encuentra también la mala compactación y la exposición de residuos, generando olores perceptibles incluso desde el aeropuerto de Quito.
Además, el relleno cuenta con 18 piscinas de lixiviados, de las cuales ocho se han cerrado en los últimos dos años, reduciendo en 40.000 m³ el volumen acumulado de estos líquidos altamente contaminantes.

Un modelo sostenible de economía circular
El nuevo complejo ambiental no solo busca enterrar menos basura, sino también valorizar los residuos a través de tecnología de punta, lo que permitirá:
- Aprovechar entre el 60 % y 70 % de los residuos generados en el Distrito Metropolitano de Quito (frente al 3 % actual)
- Reducir costos anuales de gestión entre $5 y $9 millones
- Generar empleo y dinamizar la economía local
Según Sandoval, el proyecto contará con conexión directa al actual relleno mediante un puente y estará habilitado a inicios de 2027.
Concurso internacional y alianza con el sector privado
El proyecto ya está inscrito en la Secretaría de Alianzas Público-Privadas, y se prevé que el concurso internacional se convoque en septiembre de 2026. Las autoridades han señalado que este modelo mixto permitirá atraer inversión, conocimiento técnico y acelerar la transición hacia un modelo más sostenible.
Durante la sesión extraordinaria del Concejo Metropolitano, los ediles coincidieron en que este proyecto es urgente y estratégico, pero que debe ir acompañado de una política pública de educación ambiental.
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