Si de fusión musical se habla, hay una orquesta que bien podría ser como la ONU (Organización de las Naciones Unidas) de Latinoamérica. Esta agrupación, nacida en El Empalme, puede jactarse de que ‘más internacional no puede ser’, pues en ella confluyen artistas de cinco países: Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela y Cuba. Antes hasta había uno de República Dominicana.

Se trata de la Internacional Koko’s Band, grupo que con su propuesta musical confirma eso de que son de aquí ‘y también de allá’. “Tocamos fusiones de ritmos tropicales de toda América Latina, del Caribe y hasta de Norteamérica, como la mexicana”, explica Arnaldo Torres, director y el ‘duro’ de esta cofradía artística.

Un cubano, un peruano, cinco colombianos e igual número de venezolanos, más tres ecuatorianos constituyen el grueso de la orquesta. Julio López, trompetista peruano, destaca que esta diversidad “es, a la vez, una fortaleza para el grupo, porque nos permite ir aprendiendo cosas de cada país de acuerdo con la experiencia musical de cada uno de nosotros”.

Eso es algo en lo que coinciden el ecuatoriano Paúl Chimborazo (saxofón) y el venezolano Pablo Coronado (bajista), quienes señalan que “se aprende de todos y ero enriquece nuestra propuesta musical”.

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Merengue y cumbia colombiana y ecuatoriana son su fuerte, asegura Torres, quien cuenta como una de las mayores anécdotas de la agrupación lo vivido en la protesta indígena de 2019, “cuando nos tocó sufrir un verdadero calvario de casi 20 horas de viaje para cumplir el contrato de las fiestas de cantonización de El Empalme”.

Debido al cierre de vías, al bajar de Quito con los músicos y todos los equipos, “encontramos como nueve bloqueos indígenas y hubo que pagar para que nos dejaran pasar”. Pero en Alóag no se conformaron con eso. “Allí nos hicieron tocar música tipo banda de pueblo y nos tuvieron dos horas. Luego seguimos y en Tandapi, otra vez aflojar dinero para pasar”, recuerda Torres.

Y luego siguieron, pero el trayecto de Quito a El Empalme se les hacía eterno. Hasta que en Alluriquín alguien les indicó un atajo: que se vayan bordeando la montaña hasta llegar a Santo Domingo. Pero, para su mala suerte, en medio camino se toparon con un camión virado, montón de gavetas volteadas y decenas de pollos tirados.

“Allí nos tocó ayudar a recoger los pollos para seguir. Como a las 20 horas de viaje llegamos y pese al cansancio y todo lo pasado, el concierto fue una locura”, dice con satisfacción el director musical.

Arnaldo Torres, a quien de pequeño lo llamaban Cocoliso, es el creador del grupo. En 2003, a sus 17 años se fue a la ‘Yoni’, donde estudió música y tomó cursos de piano. La rumba ya corría por sus venas.

Dos años después, en 2005, Torres se regresó a Ecuador cargadito de mucho sueños... y de equipos que se los trajo en barco. Y creó su primera orquesta, que luego, cuando iba tomando fuerza, la vendió.

Pero no se quedó quieto y en 2018 volvió a la carga y, jugando con su apelativo de Cocoliso, desde entonces va marcando, a base de harto sabor y ritmo, el camino de la Internacional Koko’s Band, la ‘ONU’ de la música en Ecuador.

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