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Farándula

Tres años de creación tiene el grupo musical, que suele incluir a otros integrantes cuando falta alguno de ellos.Freddy Rodriguez / EXTRA

Mujeres ponen su irreverencia en la escena del punk y el rock en Ecuador

La presencia de mujeres en el punk y el rock le ha dado más diversión y variedad al género. Sus letras son simples, pero esconden un mensaje crítico.

Se llaman Las Chepas y son todo, menos el órgano sexual femenino. Eso lo tienen más que claro. Son irreverentes en la música, en el punk y el rock en Ecuador. En sus letras dicen malas palabras, putean, invitan al sexo, hacen referencias atrevidas, hablan del orgasmo y se expresan sin censura alguna... pero también a su manera, muy rara por cierto, apelan al simbolismo y atacan al machismo y a problemas tan comunes como la disfunción eréctil o la menstruación.

Irreverencia, ese bien podría ser su nombre. Pero no, ellas van mucho más lejos y simplemente decidieron llamarse Las Chepas. Un simbolismo fuerte que, sin embargo, tiene su propio mensaje: “Somos como somos, sin poses, libres”, aseguran Ileana Matamoros y Geomara Córdova, dos de las integrantes de la agrupación de punk y rock que irrumpe en la escena de ciudades como Guayaquil y Quito.

Fueron Ileana y Liberti Nuques, quien hoy vive en Quito, quienes dieron inicio a esta agrupación, que nació una tarde en que ambas se reunieron con la sola intención de tocar, de hacer música. El lugar escogido, una terraza en Urdenor 2.

“Hagamos un grupo”, le dijo una a la otra. Y empezaron a saltar ideas de nombres para identificarse, uno tras otro, hasta que salió. “Somos mujeres y vamos a irrumpir en este espacio que es tomado casi todo por hombres, y si vamos a invadir ese espacio, entonces de una vez que nos llamen Las Chepas”, recuerda Ileana sobre aquel día, en un diciembre del 2019.

¿Pero qué son Las Chepas, en realidad, como grupo musical?  “Somos todo, menos eso que piensan. Somos simbolismo, la reivindicación de muchas mujeres, sin poses y directas. Esto es un golpe al tablero musical”, asegura Geomara, mientras, sin rubor alguno, en plena entrevista se quita los pantalones para ponerse una falda, preparándose para las fotos.

Ileana ríe, mientras se sirve un vaso de cerveza. Ya lo han dicho, son sin poses, hace calor y una heladita no cae nada mal. “Las Chepas son la meca de la irreverencia musical, simbolizan la rebelión, la ironía, el sarcasmo hecho punk o rock”, agrega la también periodista y licenciada en cine sobre la identidad del grupo.

“Cuando hay espacios (para tocar) a veces invitan a bandas emergentes que tienen menos trayectoria que nosotras, no nos ‘paran bola’ simplemente por el nombre”.Ileana Matamoros, integrante de Las Chepas

Y basta con escuchar sus canciones para entender que estas chicas hablan en serio. Una de ellas es ‘Menstruaciones’, sacan a colación mientras se levantan otro vasito de cerveza junto a Carlos Núñez, quien ocasionalmente suele unirse a la agrupación como baterista o para tocar el bajo, “aunque a veces siento que no me quieren aceptar del todo porque no tengo lo que ellas tienen”, dice a modo de broma el introvertido acompañante.

“Tres de cada cuatro mujeres tenemos problemas con la menstruación, sufrimos con eso. Esto debería ser tratado como un asunto de salud pública, pero el sistema es deficiente. A mí me tocó gastar un montón de dinero para tratarme”, explica Ileana sobre una canción cuya letra, sin embargo, es bastante simple y fuerte: “Tanta sangre (Qué hijuep), los tampones (Qué hijuep), son tan caros (Qué hijuep), y la copa (Qué hijuep), se me riega (Qué hijuep)”.

Provida, Harta (de la renta), Yacuzza, Serenata a mamá, Statemen, Repite (Qlea) y Escapel son varios de sus temas en los que explotan toda su irreverencia musical. 

“Pero también nos adaptamos”, explica Geomara, quien es mamá de dos niñas de 14 y 5 años.  Se refiere a la letra de una canción que trata “el problema de cuando al hombre no le funciona en la cama; pero tenemos la versión para niños, que se llama ‘Glotón’, y que se enfoca en los problemas de salud por el alto consumo de azúcar”, cuenta la también socióloga y estudiante de ciencias políticas.

“No se tomen demasiado en serio las letras de las canciones, diviértanse con ellas y aprendan a disfrutar de la música”.Geomara Córdova, de Las Chepas

'Da guerra’ desde Quito

Aparte de la ‘alineación’ que hace base en Guayaquil, la bajista y vocalista Liberti Nuques mantiene activa a la banda en Quito y demás ciudades de la Sierra, ya que está radicada en Pifo, a 32 km de la capital. Así que puede darse el caso de que Las Chepas toquen en dos lugares distintos el mismo día e incluso a la misma hora, gracias a esa versatilidad.

“Acá en Quito hay mucha gente que le gusta la banda y se sabe los temas, así que con nosotros toca quien tenga chance, quien ‘esté de turno’, por así decirlo”, explica Liberti, quien además es licenciada en Ciencias Visuales. “Pero siempre tiene que estar Ileana o yo, o en el mejor de los casos las dos juntas. Somos las dos ‘chepas’ principales, pero digamos que mantenemos una relación abierta, ella por su lado y yo por el mío”, aclara. Y les ha funcionado muy bien.

Las mujeres, con muchas razones para protestar

Pero el punk HC no es nada sin el mensaje. Más allá de detalles musicales es en esencia un vehículo de protesta contra todo tipo de injusticias. Y viéndolo desde ese punto de vista, “las mujeres tenemos muchas razones para protestar”, asegura Elizabeth Coronel, vocalista de Pukarana, quien junto a su hermana Catalina, bajista, fueron de las primeras mujeres en la escena sobre la tarima.

"Me parece bien que haya cada vez más mujeres haciendo música y también como público, mosheando y metiéndose al pogo”. 
Elizabeth Coronel, rockera
Las hermanas Catalina y Elizabeth Coronel ponen su sello en la escena del rock en Guayaquil.Cortesía

“Casi todas las mujeres que hemos ido a conciertos hemos sufrido un mal rato. Lo más común es que te cojan la nalga. Una vez a mi hermana en el mosh le pasó, pero ella le entró a golpes al tipo ahí mismo. Me parece que ya nadie se atreve así nomás a gritar un comentario machista. Y quien lo hace sabe que corre el riesgo de quedar como una mierda. Ya nadie celebra comentarios denigrantes a las mujeres”.

En cuanto a la presencia femenina en la escena, Elizabeth recuerda que “cuando empezamos en el 2003 con Pukarana, prácticamente no había chicas en bandas. Ahora ya ves grupos como Petunias, Las Chepas, Dulces Sueños.

José Jiménez, con su sello Chivolo, a sido uno de los impulsores del punk en Ecuador.Cortesía

Movimiento musical e ideológico que se reinventa y evoluciona

Descontrolados, surgida en Guayaquil en 1984, fue la primera banda de punk de la que se tiene memoria en Ecuador, dejando incluso un par de grabaciones como registro histórico. Pero la muerte en 1988 de su líder, el argentino Prema, truncó su proyección. No tendría que pasar mucho tiempo para que otros nombres tomaran el relevo.

Eso sí, con una propuesta mucho más agresiva tanto en lo lírico como en lo musical, bajo la etiqueta de hardcore punk, que se puede traducir como el corazón duro del punk, que defiende priorizar el mensaje por encima de la imagen desaliñada y las crestas de colores.

“En 1991-1992 en Guayaquil surgieron Kaos y Notoken, que aún existen y son los primeros del movimiento punk HC, porque todo lo demás que había era heavy, thrash, rock”, relata José Jiménez, que con su sello Chivolo Diskos publicó varios de los primeros trabajos de ambas bandas, en casete y en vinilo. Actualmente es vocalista de Notoken.

Y a partir de esa energía surgirían un montón de grupos como Moral Abajo, Maltrato Público, NTN, 69 Segundos, NAPA, Agente 86, Pukarana, Piedrazo, La Demencia Extrema, Los Enfermos, QSQD, Tony Montana y más, que mantienen vivo el género, pero a su vez lo reinterpretan a su manera, permitiendo también que evolucione.