Si alguien les pidiera que coloquen una canción de Héctor Juan Pérez Martínez, muy pocos quizá atinarían a complacer su pedido musical. Tendría que ser bien salsero para saber de quién se habla. Un artistazo, nada menos que un histórico de la salsa: Héctor Lavoe, El Cantante de los Cantantes.

“Yo soy Héctor Lavoe / Cinco ocho de estatura / Miren qué musculatura / Miren qué linda figura / La verdad que yo me veo bien”, decía de sí mismo luego de la parte introductoria de la canción El Rey de la impuntualidad, una característica suya que, sin embargo, era ‘perdonada’ por quienes pagaban por verlo y escucharlo en vivo.

De seguir con vida, hoy Héctor Lavoe estaría cumpliendo 77 años de vida. Y aún en su ausencia y a 30 años de su partida de este mundo terrenal, en muchos países del mundo este día se celebran festivales y conciertos en su honor.

Hablar de su vida privada no puede estar separado de su yo como cantante. Una es conexa a otra, pues su potencial artístico se vio muchas veces prisionero con esa otra parte, su licenciosa vida llena de excesos, con mujeres, alcohol y drogas.

Aunque estos males, que ganaron terreno en su vida con la llegada de la fama y el dinero, jamás opacaron su ser musical. Así lo consideran conocedores y amantes de la música de La Voz, como también fue llamado.  

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John Cerón, melómano y quien tiene el espacio ‘Salsa, letra, clave y bongó’ en el periódico El Tiempo, de Colombia, asegura que ese lado humano lo que hacía era “mostrarlo tal cual era, impuntual, tímido, cercano a la gente”.

Según Cerón, con sus problemas personales y adicciones, “Lavoe se hizo daño él mismo, no le hizo daño a nadie. Por eso su figura como artista va más allá de esos episodios de su vida. Él mismo era La Voz de la salsa”.

Con él coincide Diego Jadán -Heredia, profesor de Filosofía y Teología en la Universidad del Azuay, y un amante de la música jazz y las corrientes musicales y fusiones que derivaron en la salsa.

“La figura de Lavoe es un punto interesantísimo en la historia de la salsa, porque al igual que músicos como Charlie Parker o John Coltrane en el jazz, representa la del autor trágico, la del autor que vive su música en la cotidianidad, no hay diferencia entre la música y su vida. Eso representa él”, asegura el maestro universitario. 

Al hablar sobre su carrera artística, Jadán-Heredia hace una división en lo que él llama tres dimensiones: en sus inicios con Willie Colón, con quien formó una dupla exitosa; otra con la Fania All Stars, ya consolidado como uno de los referentes mundiales de este ritmo, y una tercera como solista.

Y es que tal es fue -y sigue siendo- su impacto musical que todos recuerdan la presentación de la Fania All Stars en Kinshasa, África, en la que entre artistas de la talla de Jhonny Pacheco, Larry Harlow, Celia Cruz, Ismael Miranda, Cheo Feliciano y otros estaba un jovencito Lavoe. Tenía apenas 28 años y ya era ‘un monstruo’.

Jerome Martin, del portal web Salsa es la Cura, que elabora desde Francia, destaca que El hombre que respira bajo el agua, otro de los apelativos con que lo llamaban al cantante, “era uno los más grandes en el escenario y fuera de él.

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"Y no porque era guapo, sino por su voz, las letras de sus canciones, su manera de cantar, su personalidad, sus fracasos, sus momentos malos, su origen puertorriqueño, emigrante del Bronx de Nueva York, su adicción a las drogas y su muerte. Son muchas cosas, alguien especial en una época especial”, señala Jerome Martin.

El cantante guayaquileño Jonathan Reyes, más conocido como El Yogui de la salsa y quien reside en Florida, Estados Unidos, destaca dos cosas del fallecido artista: “la entrega total que le ponía a cada una de sus canciones, a la hora de grabar o sobre el escenario, y la facilidad con la que él interpretaba los temas, de una manera tan natural que eso lo hacía conectar con el público”.

Mientras que Jorge ‘Coco’ Molina, músico y promotor artístico, resalta que El Cantante de los Cantantes “pegó musicalmente por su estilo, porque era dueño de una improvisación única y, además, porque, con defectos y todo, su vida era transparente para el público”.

Y si en estos días hay alguien más agradecido del legado de este artista, quién mejor que McBrian Ramírez, un venezolano de 28 años que ha hecho de Ecuador su casa. Es el Héctor Lavoe del reality ‘Yo me llamo’ y para interpretarlo ha estudiado toda su vida y su forma de interpretar.

“Su voz es inigualable, única”, destaca al resaltar que “a él lo conocían como el Coquí de Puerto Rico, por una rana endémica que emite un sonido muy fino. Él se decía que era el coquí porque su tono de voz era agudo, finito”.

Sobre su vida musical, resalta que “empezó jovencito (cuando empezó con Willie Colón este tenía 15 años y Lavoe 17) y esa frescura ayudó a impulsar la salsa en su mejor momento. Como él no habrá otro”.

Y es que, a fin de cuentas, aún hay Lavoe para largo, pues como decía él mismo: “Yo seguiré mi vaivén / Cantando con sabrosura / Siempre estaré con ustedes... ¡Mi gente! / Hasta que a mí me lleven / En contra de mi voluntad / Que me lleven a mi sepultura”.

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