Solo el 5 por ciento de la música programada en las orquestas alrededor del mundo está compuesta por mujeres. Esa cifra fue expuesta el año pasado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) demostrando que la lucha de las mujeres en la industria musical continúa.

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Dayanara, Jasú Montero y Andreína Bravo admiten que aún faltan pulir ciertos detalles para lograr la igualdad; sin embargo, creen que los pasos que han dado las mujeres a nivel nacional e internacional han sido muy significativos, pues cada día se ve a más de ellas recibiendo los reconocimientos y premiaciones más importantes en la carrera.

“Puedo decir que me baso en el presente, en todo lo bonito que les está pasando a las mujeres en el género musical. Pero cuando empecé no fue nada fácil, porque éramos muy poquitas. La industria musical ecuatoriana estaba liderada, en su mayoría, por hombres y por grupos musicales, de hecho, yo fui parte de uno (Kandela & Son)”, dice Dayanara.

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Debido a esos factores, la guayaquileña dudó en lanzarse como solista, pero el 22 de septiembre de 2017 estrenó su primer sencillo ‘Pobre y triste’.

“Fue bastante difícil, me tomé mi tiempo porque la gente me decía que quizá no me iba a ir bien porque muchos no apoyan a las mujeres, pero cuando te arriesgas y haces las cosas, ellos sienten esa entrega y te siguen, te apoyan, por eso estoy muy agradecida”, añade. 

“Es importante hablar de la mujer en la música. A ellas les cuesta muchísimo, porque dicen que es el ‘sexo débil’, pero gracias a Dios, han existido quienes han dado el ejemplo de que podemos ser muy versátiles, que tenemos corazón en el trabajo, pero también mano dura. Hay mujeres empoderadas, que salen adelante, que no se quedan calladas y ponen límites”, explica la intérprete de Bandolera.

En su caso le ha tocado recibir propuestas indecentes, “a veces te citan para concretar un proyecto, pero después esa cita no es nada de trabajo, sino para hacerte la propuesta (...) Me ha pasado que he estado sola y me ha dado mucho miedo, he salido tambaleando de miedo, pero he dicho lo que siento y pienso”.

Para ella, el machismo no solo golpea a la música, sino a muchas profesiones. 

“Hacer canciones, ser músico, ser artista no es fácil; sin embargo, siempre se le muestra la parte bonita. Cada vez que me meto al estudio, lo hago con mucho amor y concentrada. Pienso que eso nos alivia el alma, el ser luchadoras, ser guerreras día a día en esta industria que en otros países ha sido complicado y en este también; sin embargo, nos hemos abierto cancha, y ahora la igualdad en todo sentido, no solo en el trabajo de oficina, sino en la música también”.

En su caso, el trabajar con un equipo, le ha ayudado a no ser víctima del machismo. “Tienes que tener una persona de confianza, aunque siempre habrá percances, pero si hay un filtro al que le llegue todo, y si tú te manejas de forma correcta, todo va a surgir. En mi caso, gracias a Dios, nunca he recibido un no o alguna propuesta indecente o me han discriminado, al contrario, he tenido apoyo”. 

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