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Masterchef Ecuador: Exconcursantes hablan de sus vidas, luego del programa
Hay quienes dicen que la fama les duró poco, a otros les sirvió para estudiar y poner su negocio, incluso para mejorar su autoestima...
La vida después del reality de cocina MasterChef Ecuador no termina. Durante cuatro temporadas han pasado muchos participantes por dicha producción. Unos aprovecharon la popularidad para emprender sus negocios y ‘camellar’ con marcas; otros sienten que la fama fue muy efímera.
Tal es el caso de Maricela Campuzano, quien participó en la segunda temporada del concurso y tras su regreso de Colombia encontró la fuerza para cambiar radicalmente. Se separó del padre de sus hijos, con quien había convivido por más de catorce años en una relación problemática.
“Este programa me dio la oportunidad de abrir los ojos y darme cuenta de que podía salir adelante sola, junto a mis hijos”, dice Campuzano.
Maricela cuenta que su paso por la televisión le permitió abrir un negocio de comida. Ahora ella es su jefa.
EXTRA conversó con varios exconcursantes sobre la fama y los proyectos, luego de su paso por el programa.
¡La fama dura poco!
“El cambio en mi vida fue efímero, algo que no duró mucho. Como esas relaciones tóxicas en la cual al principio te llenan y después te dejan. Fue un cambio abrupto, pasar de ser una persona normal a una que no podía ni comer tranquila en un centro comercial, fue increíble pero también estresante”, explica Débora Cárdenas, participante de la primera temporada.
En su caso no recibió odio por la audiencia, pero menciona que puede llegar a ser muy cruel.
“La popularidad no duró mucho, inmediatamente vino la pandemia y la forma de explotar mi potencial fue limitada, no se podía salir y, aunque tenía mi imagen, no recibí la ayuda necesaria para hacerlo”.
La gastronomía es su solvento
“Mi vida cambió totalmente porque nunca pensé que me iban a llamar. Fui elegido entre 112 participantes”, dice Carlos Uquillas, participante de la primera temporada.
Cuando salió de la competencia se dedicó de lleno a emprender en el mundo gastronómico y repartía comida a domicilio, pero lo hacía en transporte público, ya que no tiene un vehículo.
“Ese protagonismo me dio la oportunidad de hacer clientela. Tengo 250 clientes. Sigo dedicado a la gastronomía desde entonces. Mis ingresos son por la comida, no soy jubilado, no tengo pensión. Me dedico a hacer comida solo bajo pedido para desayunos o un cafecito para la tarde. Ya son casi tres años en los que me dedico a esto”, explica.
Menciona que antes de ingresar al reality se dedicaba a la jardinería, pero de esa profesión le quedan muy pocas empresas que lo contraten. Intentó buscar ayuda para emprender de otra forma, pues vive solo, pero no se le dio la oportunidad. Lo poco que hace ahora es para solventar sus gastos.
Lo motivó a estudiar...
“Mi vida era totalmente diferente. Yo no era mucho de cámaras y esas cosas. Estudié Gastronomía en la Politécnica de Chimborazo, estoy esperando la ceremonia para el título, ya terminé la carrera. Pienso seguir una maestría en cocina para poder impartir conocimientos que he adquirido en estos años dar clases de cocina un tiempo”, dijo Germán Vivanco, participante de la primera temporada.
Su paso por el reality le permitió ser representante de algunas marcas, lo invitaron a congresos internacionales.
“Siempre agradezco al programa por darme la oportunidad; es muy difícil para un cocinero destacar, porque es un mundo muy competitivo, hay mucho talento, tener esta oportunidad fue un factor clave”.