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Farándula
María Belén Cedeño les desea en este 2023 mucha fortaleza a los pacientes de cáncer
La exreina de Guayaquil 2015 cuenta lo difícil que ha sido asimilar las fiestas de diciembre sin su hermano, Miguel Cedeño. Asegura que él la cuida y estaría orgulloso de lo que ha logrado...
Si pudiera pedir un deseo para el 2023 sería que quienes padecen cáncer y sus familias tengan la suficiente fortaleza para luchar contra esa enfermedad. La ex reina de Guayaquil, María Belén Cedeño, lo sufrió con su hermano, el presentador Miguel Cedeño, quien murió el pasado 28 de junio.
María Belén le abrió las puertas de su hogar y de su corazón a EXTRA para hablar de cómo vive estas fechas que para la Cerecita, como cariñosamente conocían a su ñaño, eran especiales...
Navidad y fin de año eran muy esperados por Miguel y su familia...
Siempre. Y en especial la Navidad. Le gustaban mucho los adornos, el olor de la casa, Papá Noel. Todas las festividades fueron en familia. Somos un hogar muy tradicional y, a la vez, muy sencillo. Lo primordial siempre fue cenar juntos, conversar y pasar esos momentos especiales.
Ahora la casa está sin él...
Esta es la casa de Miguel, él la compró. En su momento, mi mamá le pidió que compre una y lo hizo, fruto de su trabajo de muchos años. No se siente un vacío, porque no era un lugar para compartir, sino para descansar o disfrutar de una determinada celebración. Todos trabajamos y pasamos poco tiempo en ella.
¿Cómo vive el proceso de asimilar su ausencia?
Es difícil aceptar que un ser vivo ya no está. Pero para mí la muerte no es el final. Miguel muere y me da una razón más para tener esperanza, porque creo firmemente que Dios nos permite reencontrarnos. Él me cuida.
Miguel era de los que hacían estas fechas distintas y especiales.
Miguel siempre pasaba pendiente de todos los detalles (...) En Reina de Guayaquil 2015 me acompañó en una época de ese mes a pasar con niños de escasos recursos y compartir con ellos, eso me llenó el corazón.
¿Cómo será pasar sin él?
Vengo asimilándolo desde el año pasado, porque Navidad no la pudimos celebrar como usualmente lo hacíamos. Reflexionaba mucho eso y me di cuenta de que la última que vivimos con él no fue feliz, sino llena de dolor tanto físico como emocional para él, pero traté de verla cómo lo vivió Jesús, llena de dificultades, pero de bondad y amor.
¿Cuánto lo extraña?
Extrañar a Miguel es a diario, es algo que mi familia y yo tenemos que llevar día a día, porque hay días que no son fáciles. Esto se vuelve parte de la vida y hay que afrontarlo.
¿La enfermedad los fortaleció como familia?
Sí. Algo que me impactó mucho de mi hermano fue su fuerza. Él sufrió, lloró mucho, el dolor físico lo hacía desmayarse, pero dentro de eso su optimismo era impresionante.
Muchas veces nos sentimos deprimidos, devastados, incluso, por cosas pequeñas, y él, estando en esa situación, tenía un optimismo grande. No dejaba de creer en Dios y nos daba fortaleza, en vez de ser al revés.
Durante y después de su enfermedad lo que Miguel transmitió fue fortaleza que, sin duda, estaba llena de Dios.
¿Cuáles serían sus deseos para el 2023?
Quisiera que las personas que padecen cáncer tengan fortaleza y sus familias también. Estas fechas son especiales y lo que más se desea es estar en familia y pasar bien. Para una persona que tiene cáncer es difícil, porque su futuro es incierto. Por eso deseo paz para los corazones de quienes padecen esto y paz para sus familias. También mucha esperanza, porque no quisiera que se rindan. Fuerza que solo Dios se la puede dar, y ese optimismo que es un gran diferenciador para llevar la enfermedad.
¿Le gustaría dedicarse a ayudar a personas en situaciones similares?
Mi mayor inspiración para hacer algo así viene desde hace tiempo, no solo con lo de mi hermano. Ahora es mi enfoque en esta nueva etapa de mi vida que estoy emprendiendo en la política como candidata a concejala (...) Las personas que padecen cáncer, la mayoría de veces, no necesitan algo material, sino de tiempo, quieren ser escuchadas, sonreír y ser felices. Como mi hermano lo hizo en vida y durante el cáncer, motivando a quienes padecían, eso haré.
¿Qué cree que le diría ahora Miguel?
Estaría orgulloso. Cuando ingresé a Reina de Guayaquil, él fue visionario y vio un potencial en mí que yo no sabía. Me transmitió liderazgo y hoy siento que me sirve para lo que haré, el don del servicio también lo heredé de él y se lo agradezco inmensamente.