Mafer Vargas, la alcaldesa de Simón Bolívar, no solo lleva las cicatrices de una brutal agresión física que la dejó al borde de la desfiguración en 2013, sino que ahora canaliza su experiencia traumática para liderar una nueva campaña contra la violencia hacia las mujeres.

Con 350 puntos externos e internos, Vargas emergió de su terrible experiencia decidida a erradicar la violencia de género. En un giro audaz, esta mujer de 33 años, quien sufrió las garras de la violencia femenina, no solo ha superado sus propias adversidades, sino que también se ha propuesto ser la voz de las mujeres víctimas.

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“El Ecuador entero conoce que fui una víctima de violencia y no precisamente de hombres, sino de mujeres, es por eso que en el mes de la no violencia contra la mujer estoy haciendo una campaña para ayudar a quienes hayan padecido esta situación”, explica.

En el 2021 que se realizó la primera edición, Vargas indica que se manejó la figura de que el peor enemigo de la mujer es otra mujer, en esta nueva versión el tema es la violencia intrafamiliar, violencia de la pareja y en las redes sociales.

“Este año abarcamos más y conlleva una campaña con talleres de emprendimiento, marketing digital, cursos de belleza, corte de cabello, ayuda psicológica y judicial”.

Inicialmente, el programa sería solo para mujeres de Simón Bolívar, pero cuenta Mafer Vargas que debido al interés de diferentes sectores del país se amplió y se arrancó con 100 inscritas.

“La ayuda es global, por eso se ha incluido atención judicial. Soy un ejemplo de cómo la Función Judicial no me favoreció. Mi fuerte es la ayuda social a los adultos mayores, niños con discapacidad y las mujeres víctimas de violencia, aprovechando el momento he tocado puertas y la respuesta ha sido positiva”.

Eso sí, aclara que los recursos fueron obtenidos por autogestión con la empresa privada y no con recursos de la Alcaldía.

La ayuda incluye también la enseñanza de defensa personal, “ahora que existe tanta delincuencia, es bueno saber defenderse”, agrega.

En lo personal, admite que ha hecho algo de boxeo, por eso ahora con los talleres aprovechará para aprender a defenderse.

“Queremos tocar el corazón de las mujeres, que entiendan que un resbalón no es una caída. Las cosas malas no pasan por gusto, deben tomar todo lo desfavorable y convertirlo en algo bueno y positivo para sus vidas. Somos capaces, solo debemos seguir luchando”, concluye.

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