Al decir Ruiseñor de América o Míster Juramento de inmediato se sabe que se habla de Julio Jaramillo, el mejor cantante ecuatoriano de todos los tiempos y símbolo de la identidad nacional. Hoy, JJ estaría cumpliendo 88 años de vida y es, precisamente, en conmemoración de su natalicio que en 1993 el entonces presidente de la República, Sixto Durán-Ballén, decretó el 1 de octubre como el Día del Pasillo Ecuatoriano.

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Julio Alfredo Jaramillo Laurido nació en Guayaquil el año 1935 y falleció el 9 de febrero de 1978, a los 42 años y 4 meses de vida, debido a un paro cardíaco, mientras era tratado de una insuficiencia renal.

JJ irrumpió en la escena musical en contra de la voluntad de su madre, pero desde sus humildes comienzos trabajando en una zapatería y como barnizador de muebles, demostró que su destino era ser una estrella.

Su voz dorada quedó grabada en la eternidad con su primer disco, ‘Pobre mi madre querida’, en 1954, en colaboración con la legendaria Fresia Saavedra. Desde ese momento, su nombre resonó en todo el país. Pero eso fue solo el comienzo, porque en 1955 obtuvo gran reconocimiento con el pasillo ‘Esposa’, en colaboración con el icónico Carlos Aurelio Rubira Infante.

Sin embargo, el éxito le llegó en 1956 con el vals ‘Fatalidad’, para luego conseguir la consagración internacional en 1957 con el emblemático bolero ‘Nuestro juramento’. Su fama se propagó por toda América Latina, dejando multitudes en éxtasis a su paso.

Julio Jaramillo participó en la película ‘Romance en Ecuador’ y en 1965 se estableció en Venezuela, desde donde conquistó audiencias en México, Puerto Rico y toda América Central.

Colaboró con gigantes de la música como Daniel Santos, Alci Acosta y Olimpo Cárdenas, consolidando su estatus de estrella en Latinoamérica. Su legado perdurará eternamente y su voz seguirá moviendo corazones por generaciones.

Fresia Saavedra Gómez es una de las máximas exponentes del pasillo ecuatoriano. Hace pocos días cumplió 90 años, bien lúcida y haciendo lo que tanto le gusta: cantar. Ha dedicado 75 años a la música, un arte con el que se siente bendecida, ya que además le ha permitido instruir a cientos de jóvenes para que cultiven la identidad musical ecuatoriana.

“Enseño desde que tenía 18 años. Fui maestra por 30 años para el Municipio, 28 para el Gobierno y desde hace 15 con los chicos del Museo de la Música Julio Jaramillo”.

Considera que enseñar el pasillo no es cosa fácil y espera que su hija Hilda Murillo tome la batuta a su momento.

“A muchos se les dificulta enseñar, pero la verdad, para mi ha sido tan fácil transmitir el amor a nuestras raíces”.

A pesar de estar muy lúcida y decir que se acuerda de todo, confiesa que perdió la cuenta de las grabaciones que ha realizado. “Son tantas que he grabado que a veces me sorprendo cuando las escucho. Eso sí, de las letras de las canciones me acuerdo de todas”.

Es que esta es su vida. “Tengo 90 años bien cantados y bien vividos. Espero que Diosito me regale más años para seguir cantando y enseñando a los jóvenes”.

Conocida como la Reina del Pasillo o la Reina del Folclor Ecuatoriano, con picardía admite que ella no es reina de nada, “ni de mi casa”, ya que solo canta por amor.  

“He grabado pasillos, valses, tonadas, albazos, pasacalle, aire típico, de todo. He grabado con mi hija Hilda boleros, de esos antiguos, bonitos. Grabé guaracha, esa que dice ‘corra mamá , ay pero corra papá’, que se llama El Ladrón, que me abrió otras puertas y me permitió recorrer tantos lugares con esa, mi canción”.

A su edad, confiesa que además de unos años más, le pide a la vida que la juventud se incline a cantar la música ecuatoriana. “Yo no digo que no puedan cantar cualquier otro género, pero nuestra música tiene que ser lo primero, siempre arriba y en un lugar destacado”.

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