Christopher Vélez, integrante ecuatoriano de la agrupación pop juvenil CNCO, habló en exclusiva con EXTRA acerca de sus planes y el último concierto en Ecuador por la separación de la banda de la que formó parte desde 2015.

El artista se presentará este 1 de julio en el coliseo Voltaire Paladines como parte de su tour ‘Última cita’, con el que se despedirá de sus compañeros Richard Camacho, Zabdiel de Jesús y Erick Brian Colón.

Me hubiese encantado que ellos conozcan Loja, porque es mi ciudad, en donde crecí. Ahí fue mi primera bicicleta, mi primer beso, mi colegio, amigos, mi primera borrachera. Allá se crió el Christopher de niño.

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Mis amigos van a viajar a Guayaquil o Cuenca, quisiera que estén en todos los conciertos. Mi vecino de la derecha de la casa en donde vivía era mi director del colegio (risas).

No, lo que pasa es que no era tan bueno en el colegio, y cuando lo veo lo saludo inflando el pecho, y a él le da gusto verme. No saco pecho de mala manera, sino diciendo que aunque fui una miércoles en el colegio, aquí estamos y seguimos creciendo.

No lo voy a negar, y es que hay una presión extra al darles la bienvenida a los muchachos, también estarán mi familia, amigos y mi gente. Hay más nervios de lo normal.

Soy ecuatoriano. Nací en New Jersey, y desde los 2 años me crie en Loja, luego a los 18 me mudé a Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades, pero soy ecuatoriano de sangre, ciento por ciento, y de eso no hay duda alguna.

Obviamente sé que para donde agarre mi carrera musical, la gente ecuatoriana me apoyará.

En estos momentos no planeo regresar porque ya tengo una vida en Estados Unidos, conozco a gente con la que puedo trabajar, estudios de grabación, solo por ese motivo no regresaría a vivir, pero obviamente retornaría para trabajar y conocer más talentos.

Hablé con Maykel (cantante manabita) para hacer música, perdernos en Montañita un rato y hacer música durante una semana, pero a Ecuador regresaré las veces que sea.

Es muy raro. A la música la tuve presente desde los 6 años cantando en los coros del jardín (nivel inicial de enseñanza), mi mamá siempre me metía en esas cosas. Cuando ingresé al colegio conocí a un amigo que tocaba guitarra y empezamos a hacer covers de Sin Bandera (dúo argentino-mexicano), desde entonces siempre hacía música, pero entre amigos y familia, nunca pensando hacerlo profesionalmente.

Salí de Ecuador con la meta de hacer dinero para mandarle a mi familia y que estén bien. Se me dio de la nada y aproveché la oportunidad al máximo.

Sí, esto me motivó mucho, la situación influyó tanto que si no me hubiese pasado, quizá no lo habría logrado. En algún momento quisiera hacer una serie de todo lo que me tocó vivir, porque fue muy fuerte, no me meteré en cosas personales ni daré detalles, pero a este punto de mi vida, a mis casi 28 años, regreso a ver atrás y si ninguna de esas piezas se hubiesen colocado de la manera en que lo hicieron, no estuviera aquí y no sería la persona que soy. Lo agradezco todo.

Que no tenga miedo, que no confíe tanto, que no se deje ver tanto la cara porque uno cuando empieza es ciego ante las cosas, porque es todo nuevo. Es un proceso y le diría que se viva el proceso, que sea feliz y que tome muchas fotos porque me hubiese gustado tener más recuerdos.   

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