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Farándula
Al Che lo enamoró su combi La Vagabunda
El vocalista de La Vagancia, cuenta cómo llegó la combi westfalia a su vida. Es un miembro más de la familia. No la presta. En ella fue engendrado su tercer hijo.
David Hinojosa, líder de La Vagancia, dice que “lo que se monta no se presta”. Y ese es precisamente su pretexto para no dejar en manos de sus ‘panas’ a La Vagabunda.
Una combi westfalia, color verde, que es parte de su familia. Allí, siete años atrás, hasta fue concebido su tercer hijo, Emilio. La bautizó como La Vagabunda porque es el reflejo de libertad y aventura. Además, va bien con la agrupación de cumbia y ska que El Che -como llaman a Hinojosa- dirige hace casi 15 años.
Lo que el cantante sintió por esa ‘nave’ fue amor a primera vista. La encontró en un patio de autos. “Me estacioné, crucé la calle y me colgué en la malla (reja), hasta el guardia salió a ver qué pasaba. Eso fue un sábado y regresé el domingo para verla, de nuevo, y el lunes, apenas abrieron, ya estaba ahí para comprarla”, narra.
La necesidad de tener un auto más grande fue lo que lo motivó a abandonar su trooper blanco, hace nueve años. En la combi alemana del 75 alcanza toda la familia. Tiene dos camas, un televisor, un armario y hasta un pequeño refrigerador.
El músico sabe que si hubiera tenido el auto en su soltería, la historia sería otra. “De ley se convertía en un automotel”, bromea.
Para El Che, eso de “salar” el carro al tener intimidad con su esposa no está en su mente. Es quizá porque no se trata de un auto normal, es una casa rodante. “Tiene más bien muy buena vibra y adonde vamos le saca sonrisas a la gente. A veces la estacionamos para dormir y escuchamos que hay gente afuera tomándose fotos”, explica.
Sin miedo
Hinojosa cuida a su combi como a una hija. Cuando viaja sin ella le compra accesorios. Además del sistema eléctrico (de 110 voltios) que le instaló, tiene una bocina con sonidos de los animales, todo tipo de sirenas y hasta un efecto que se asemeja al ruido que hacen los buques. “Con la westfalia he llegado a Colombia y a Perú. Es más, recorrí una de las carreteras más peligrosas del mundo”.
Se trata del Trampolín de la muerte, en la región montañosa de Putumayo, en Colombia. “Nos decían tengan cuidado. No viajen de noche, sobre todo por ese tema de la guerrilla. Igual lo hicimos y gracias a Dios no nos pasó nada”.
Pero no es solo la inseguridad latente en esa vía, que une Mocoa con San Francisco, lo que atemoriza a los viajeros. Son los tramos estrechitos por los que El Che y su familia recorrió sin miedo.
El músico ama la aventura y atesora cada momento en el vehículo. Las pegatinas que decoran la westfalia, por dentro y fuera, son regalos de gente que como El Che van por las carreteras en combi, moto o cualquier otro auto.
El pichi
El primer auto de El Che fue un pichirilo rojo. Allí metía hasta 6 músicos de la banda.