Es duro asimilar la partida de la periodista Tania Tinoco. Sus amigos aún no creen que los problemas cardíacos le arrebataron la vida, el pasado 21 de mayo, en Estados Unidos. Ver su foto junto a sus cenizas en una misa realizada el pasado lunes, en la Catedral de Guayaquil, solo les hizo darse cuenta del inmenso legado que dejó la machaleña.

La iglesia lució repleta. Acudieron todos aquellos que le guardaban un profundo cariño. Su esposo Bruce Hardeman no dejaba de llorar. A todo aquel que se acercaba para darle el pésame lo abrazaba con fuerza y entre lágrimas agradecía. Repetía que no sabía qué hacer sin Tania, no lo comprendía aún.

Su madre, Emma Márquez, sus hermanos, Jorge y Gustavo, y sus hijos, Tommy y Amelia, estaban más tranquilos.

La directora de la Organización Miss Ecuador, María del Carmen de Aguayo, miraba la fotografía que fue colocada en la esquina izquierda del altar de la iglesia. En ella, Tinoco reía. Dijo que cuando su grupo de amigos se vuelva a reunir y Tania no llegue quizá en ese momento se dé cuenta de lo que pasó. De su ausencia.

“Sé que Dios la tiene en el lugar que debe estar. Siento que Tania sigue aquí, con su grupo de los Bohemios (amigos de casi toda la vida). Nosotros siempre nos reunimos para fechas importantes y ahora esto”, mencionó.

Para Teresa Arboleda, lo único que la consuela es que su amiga dejó algo bueno en cada persona que conoció. Un legado de amor, porque, para ella, Tania tenía un alma buena.

“Fue una mujer inmensamente feliz, generosa, inteligente, sabia, vital, amaba la vida y a la gente. Era capaz de compartirse y darse por el resto. Nada quedó pendiente, tuvimos muchas vivencias. Todos nuestros sueños los cumplimos y de eso hablamos en muchas ocasiones”, comentó Arboleda.

Según versiones de varios familiares, las cenizas de la presentadora de noticias llegaron el fin de semana a Ecuador. Ahora serán llevadas a su natal Machala.