La cantante Blanka Sttroner no supo lo que era una borrachera hasta que cumplió 21 años y se le ocurrió tomar mezclando algunos licores. Eso, a pesar de que su novio le advirtió que vaya con cuidado porque esos revueltos luego pasan factura. El resultado fue terrible, ya que terminó en cama, con suero, pero con la lección aprendida.

Ahora bebe con calma y no pasa de un par de cocteles. Su favorito es Tequila Rose porque es “dulce y seductor”, como ella, asegura.

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A los 21 años y fue horrible, tomé demasiado. Con unas amigas le habíamos organizado una reunión sorpresa a otra amiga, pero ella nos decepcionó porque el novio la llegó a ver, se fue y nos dejó botadas con la fiestita.

Del coraje agarramos el licor que compramos y nos fuimos a una discoteca de un amigo de mi novio. Ya habíamos tomado algo de cerveza, pero allá seguimos con vodka, luego ron y por último dos vasos de whisky.

Fatal, pero antes fue un ‘mate de risa’, bailamos, la gente nos acolitaba e hicimos como una especie de bailoterapia. Mi novio ya se estaba molestando porque me decía que no mezcle y no le hice caso, llegué a un punto que al DJ ya le pedía el micrófono para cantar. Hasta ahí, ‘siempre regia, nunca inregia’, lo malo fue cuando salí de la disco, entré al carro y en el trayecto comencé a vomitar.

No soy de sentarme a beber con música, más bien me gusta bailar y tomar un par de cocteles, así la paso bien, bailando sudo y el trago sale.

Para tomarse un trago hay que elegir bien con quién, no todos reaccionan bien cuando beben licor. Siempre estoy con mi pareja y mis amigos, si quiero me retiro disimuladamente y sin problemas.

Un Tequila Rose (tequila de rosas), es un licor dulce y seductor, pero fuerte y divertido, como soy yo.

Con la primera borrachera quedé ‘curada’, porque también fue muy vergonzosa. Mi pareja me llevó a su casa y le pidió a su mamá que hable con la mía y le explique que me sentía mal y así no podía llegar a mi casa. Estaba supermal, llegué gateando a la cama, él me cargó hasta la ducha para ver si se me pasaba con el agua fría y yo creía que me quería ahogar, se me bajó la presión y la mamá (ahora mi suegra) me tuvo que poner un suero. Al día siguiente lloraba de la vergüenza, el pelo se me enredó horrible y todavía él, hecho el gracioso, me dice: ¿otro traguito? ¡Nunca más!

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