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Tony revisa con sus retoños el reportaje que publicó EXTRA.Cortesía

¡Tony 'Mocho' Torres, un ídolo en su tierra!

Desde febrero no veía a sus hijos y el 1 de agosto viajó a Quevedo celebrarle los 14 años del vástago menor. En suelo quevedeño aún lo recuerdan

Tony Torres no pudo contener las lágrimas. Abrazar a sus hijos después de siete meses, le puso la piel de gallina la tarde del sábado 1 de agosto. Ese día fue especial porque celebró el cumpleaños (14) de su vástago Tony Sebastián Torres Villanueva y, además, conoció a su nieto Juan Cobeña Torres, que nació el 1 de junio. Y de ‘yapa’ recibió un homenaje por parte del Deportivo Quevedo, club al cual defendió con uñas y dientes para que suba a Primera A en 1997.

“Fui a Quevedo porque quería celebrarle el ‘cumple’ a mi hijo. Desde que empezó la pandemia no podía viajar desde Manta, donde vivo actualmente y quería abrazar a Tony (14), Allison (23) y Yuliana (18). Y estoy agradecido con los dirigentes del equipo rojo, porque aprovecharon mi presencia para entregarme una placa de reconocimiento”, contó a EXTRA el popular ‘Mocho’ Torres, quien hizo historia en el SuperDepor al ser el único jugador con discapacidad que hasta ahora ha defendido al representativo quevedeño.

El reencuentro fue en la vía Quevedo-El Empalme (km 4). Allí saludo con sus tres hijos, compartió el pastel de cumpleaños de Tony Sebastián, acarició a su nieto y después salió a un salón de eventos, donde lo esperaba la dirigencia del Deportivo Quevedo.

Tony Torres comparte la torta con el cumpleañero y su nieto.Cortesía

EL HOMENAJE

La directiva del cuadro fluminense quería decirle gracias en vida, porque después de muerto, ya para qué. Carlos Mendoza, vicepresidente del club riosense, plasmó en una placa las alegrías e historia de superación de Tony Torres.

Max Duarte, presidente de las formativas del club, destacó que ese reconocimiento servía para decirle a los jóvenes de las divisiones menores, que todos pueden llegar a superarse en esta vida mediante el talento y la dedicación.

Con la humildad por delante, el otrora futbolista ingresó al salón de la mano de su madre, Margarita Arellano, ante la lluvia de aplausos de los asistentes. Torres solo atinaba a decir gracias, mirando a su progenitora.

Ella, emocionada dijo que nunca pensó que la dedicación de su hijo al fútbol, pese a su discapacidad física, lo llevara a ser tomado como ejemplo en su ciudad natal.

Torres conoció a su nieto, que el domingo pasado cumplió 2 meses.Cortesía

La señora contó que vio y vivió con maternal intensidad el gol que su hijo le hizo a Carlos Luis Morales cuando este atajaba en Emelec. “Parece que fue ayer, pero ese gol lo grité y hasta lo lloré, me sentí orgullosa de haberlo parido en el recinto La Virginia, del cantón Quevedo”, sostuvo.

Una vez que recibió la placa y un cuadro pintado por el artista José Luis Rodríguez (Pepín), el ‘Mocho’ Torres recordó que su paso por Deportivo Quevedo fue corto, pero lleno de muchas anécdotas. “Jugaba barriales y Segunda categoría en Manabí y fui al Quevedo, cuando estaba en Primera B y ese año lo ayudé a salvar la categoría, incluso subimos a la Serie A”, rememoró.

LO QUE GANABA

El exjugador contó aquellos 10 millones de sucres que cobró en su último año y se lamentó no haber logrado firmar con Delfín, que en 1999 le había ofrecido un contrato de 20 millones de sucres por la firma y 10 ‘melones’ mensuales. “Pero me enfermé y no pude jugar, tuve que retirarme a los 27 años. Hoy tengo 57 y soy obrero de una fábrica en Manta, donde me gano la vida sudándola”, añadió el homenajeado.

Él se siente como en casa cuando llega a Quevedo, porque la gente lo recuerda. Tal es la admiración que cuando va de compras al mercado los comerciantes no quieren cobrarle algunos productos, tal como lo hacían cuando era jugador activo del club.

Torres recibió un reconocimiento por parte del Deportivo Quevedo y la empresa privadaCortesía

DISCAPACIDAD Y TRAYECTORIA

Tony Torres perdió el brazo derecho cuando era niño. Por una caída se fracturó la extremidad y cuando lo operaron, una supuesta negligencia médica hizo que se quede sin un brazo.

Creció pateando la pelota en equipos barriales, hasta que llegó al América de la Segunda categoría de Manabí. De allí saltó a Deportivo Quevedo, donde hizo espacio en el fútbol, siendo tentado por Liga de Quito, Deportivo Cuenca y Delfín, elencos que gestionaron su pase, pero no se concretó.