La vida de Atahualpa Flores ha estado ligada al fútbol barrial, su gran pasión. Fue el fundador del equipo Vietnam de San Juan y ocupó varios cargos en la Federación de Ligas de Quito. 

A sus 77 años continuaba con su trabajo de imprenta brindando servicio a las diferentes ligas barriales con la elaboración de boletos y papelería con lo que ganaba en promedio $ 400 que le ayudaban a solventar sus gastos.

Pero la llegada de la pandemia, que provocó la suspensión de las actividades deportivas, hizo que su situación se complique.

“Mi sustento eran las ligas barriales, gracias al apoyo de mis amigos dirigentes. La pandemia suspendió todo en más de cien ligas y se acabó el trabajo”, detalló.

Además, lleva tramitando su jubilación desde febrero y a pesar de tantos meses de espera sigue sin recibir una respuesta positiva sobre cuándo empezará a recibir la pensión.

“Es una desesperación bien grande saber que los aportes de uno no han servido de nada. Son siete meses que han pasado y no sale la jubilación. No puedo disfrutar de mi vejez”, comentó con indignación don Atahualpa, quien ha recibido varias placas y reconocimientos por su labor en favor del deporte barrial durante cerca de 50 años.

El máximo cargo que llegó a ocupar fue el de vicepresidente en su querida liga de San Juan, donde es reconocido por su gestión para masificar el deporte.

Para cubrir sus gastos actualmente vive con su hijo, en el sur de Quito. “Siempre me ha gustado tener mis propios ingresos y no ser una carga para mi familia”, confesó.

CON SAL QUITEÑA

Flores es conocido también por su chispa. En su juventud formó parte del programa radial ‘La Hora Sabrosa’, que se transmitía por Radio Tarqui y fue muy popular en la capital.

Era conocido como Pepino por lo que mucha gente no lo identificaba por su nombre hasta que contaba uno de sus tradicionales ‘cachos’.