La noche del 30 de enero de 2016, fue mágica para la hinchada de Barcelona, era el primer show deportivo que se hacía en la presentación del equipo en una temporada. El brasileño Ronaldinho había llegado para jugar con la camiseta amarilla.

El Monumental estaba a reventar, la camiseta de moda de aquella Noche Amarilla no era el 10 que siempre usaba Ronaldinho, era el 91 en honor a los años del ídolo.

La camiseta con el # 91 estaba a la venta, la verídica y la falseta.

Todos querían ver a Ronaldinho, su magia estaba intacta, sus dientes brillaban, y el carisma que transmitía el brasileño, era único.

El rival de aquella noche fue la Universidad San Martín del Perú.

Hubo 7 goles, pero de eso nadie se acuerda, solo de las jugadas del brasileño.

El marcador fue un 4-3 a favor de los canarios. Fue tanto la emoción que hasta se dijo que el 10 de Brasil, campeón del mundo en 2002, podía jugar seis meses en el ídolo, pero habría que "empeñar" el Monumental.

A los 32 minutos se dio la jugada que se estaba esperando, se unieron Damián Díaz y Ronaldinho, tocaron la pelota, la hinchada disfrutó al máximo y gol del Kitu, desde las gradas dijeron que la entrada estaba pagada. A los 68 minutos, el estadio pudo vernirse abajo, era una jugada para gol de Ronaldinho, pero el brasileño falló, todos se dieron cuenta que el astro también era humano.

Ronaldinho se mandó 78 minutos de fútbol, se fue al cambio, en medio del aplauso de todo un estadio, entró Cristian Penilla.

El brasileño ha regresado a Ecuador, ha jugado en Manta, Ambato y Quito, pero lo que vivió con la camiseta de Barcelona, ha sido algo que nunca lo va a olvidar.

Años después dijo: "He ido muchas veces a Ecuador, pero la Noche Amarilla se quedó en mi corazón. Fue un día inolvidable”.

La presencia de Ronaldinho en el ídolo, según reporte de la dirigencia en la taquilla dejó $1´042 825, gracias a los 41.603 fanáticos que pagaron su boleto, pero estuvieron 60.969 personas presentes.