En junio de 2009 el nombre de Matías Oyola era completamente desconocido para la afición de Barcelona.

Los hinchas canarios no sabían nada de este argentino, quien fue una de las apuestas que hizo el presidente de ese momento, Alfonso Harb, para rescatar al Ídolo del abismo.

Esa temporada los amarillos estuvieron a punto de irse a la Serie B y el Pony, como conocen al volante, se puso el equipo al hombro y evitó el descenso.

Desde entonces han pasado 11 temporadas y el gaucho, quien llegó con 27 años, se ha convertido en toda una eminencia para los aficionados.

Tras el casi descenso de Barcelona, Oyola siguió agigantando su figura, debido a que se convirtió en el dueño del medio campo.

PRIMERA ALEGRÍA

Su primer gran logro con Barcelona se dio en 2012, cuando se consagró como campeón del torneo nacional.

Ese título (14) fue uno de los más festejados por el club y la afición, debido a que tras 14 años, los toreros volvían a levantar una copa. Para ese entonces, Oyola ya era considerado un Ídolo.

Su segundo título llegó cuatro años después. En 2016, Barcelona cumplió con una buena campaña y el Pony volvió a ser uno de los referentes de este equipo, que en 2014 había sufrido un traspié, al perder la final del campeonato ecuatoriano frente a Emelec.

Para 2017 los amarillos volvieron a recuperar protagonismo en el plano internacional, al clasificar hasta las semifinales de la Copa Libertadores. En ese torneo el gaucho sacó a relucir nuevamente su casta en el medio campo.

Su último logro con el Ídolo se dio el año pasado. Oyola, pese a que perdió espacio en el rol titular, pudo acumular 25 encuentros.

En los duelos finales (ida y vuelta) ante Liga de Quito, el Pony ingresó al cambió y fue fundamental, para que los canarios puedan liquidar a los albos, en la ida, que se disputó en el estadio Casa Blanca.

Tras este último logro, la dirigencia amarilla llegó a un acuerdo con el argentino, para renovar su contrato por una temporada más, el cual finalizará en diciembre de este año.