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Liga de Quito: Álex Arce y sus goles condenaron a los santos
En el primer tiempo los dirigidos por Vitamina Sánchez se dieron un festín de goles
Liga de Quito, pese a que le bajaron tres puntos, está para la sorpresa; su mejor versión se concreta justo a un partido de una posible final con Independiente del Valle. El domingo, ante una Católica pálida y confundida, dio cátedra de efectividad, actitud y juego de conjunto.
Un festival de goles en el Atahualpa
¿El héroe? Álex Adrián Arce Barrios, el depredador paraguayo, quien a sus 27 años no solo se graduó de killer con su segundo ‘hat trick’ del año, sino que además elevó cifras estupendas: 24 goles, dos más que su eventual rival, el colombiano del IDV, Jason Medina.
Ante sus víctimas católicas, el bravo paraguayo hizo valer sus 1.87 metros de altura. Primero, a los 9 minutos, tras centro de su socio Ramírez, levitó sobre los santos defensivos y, con frentazo, pareció advertirle al portero Romo que esa tarde mejor era que lo pillen confesado.
El gol envalentonó a una LDU que recordó a Polito Baquerizo en ‘Agarra Lo Que Puedas’. Piovi cazó un despeje de Grillo en el área grande y, con bombazo de derecha, superó a Romo. El gol que no lo atajaba ni el Dibu Martínez. A los 26, LDU empezó a buscar goleada.
A los católicos el santo se les quedó en el camerino: 8 minutos después, a los 32, Arce, tras pase de Julio, huyó a la defensa celeste y con su derechazo sacudió las redes e incendió la grada. Liga precisaba golear y la Chato se dejó: 3-0 inobjetable, la enorme mancha blanca se tomaba el Atahualpa.
En el corralito de los DT, el profesor Célico, desconcertado, apenas alcanzaba a elevar los brazos, preguntándose qué carajo pasaba en sus devotas filas. Nadie le dio respuesta, pero sí otro golpe a la fe y la esperanza: Arce les clavaba el 4-0 a los 46’, luego de un impecable pase largo de Adé.
ERA HORA DE REZAR
Con ese marcador, y apenas medio partido corrido, los contados hinchas católicos se refugiaron en la meditación y el recogimiento. Ya antes del apocalipsis, la Chato algún chance tuvo de que San Judas Tadeo lo cole en instancias definitivas del torneo, pero no sucedió.
Y es que todo se derrumbó, otra vez, para variar. La celeste, en los momentos culminantes, se apagó.
Cuando ya la disputa estaba sentenciada, dos penales (Palacios, a los 85’ y Nieto con 90+2’) no hicieron resurrección.
La celeste murió… ¡otra vez!
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