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Ricardo Suquillo, del COVID a la fiesta con Aucas
El hincha Oriental superó la dolencia por la pandemia y le prometió a su padre fallecido que si ganaban un campeonato seguiría al equipo a todos lados. Ya ahorra para la Copa Libertadores
El domingo 6 de noviembre, durante la final de ida en Guayaquil entre Barcelona y Aucas, Ricardo Suquillo sudaba que daba miedo. El clima del Puerto Principal le estaba 'pasando factura' y por eso, decía, bajaría "unas cuantas libras". Pero no importaba, estaba más que feliz porque pudieron sacar del Monumental "un 1-0 de oro" .
Y es que Ricardo es un hincha Oriental de esos de verdad. Su amor por Aucas no es solo por los resultados, sino por herencia y pasión, y lo que vive en estos momentos no se lo quita nadie. Asegura que es igual que la vida, un regalo de Dios.
Suquillo es un sobreviviente del COVID-19. En el 2021 le tocó ‘saludar’ a San Pedro en las puertas del cielo y en ese instante le hizo una promesa a su padre Gonzalo, quien falleció el 2 de febrero del 2016. Le dijo que si quedaba vivo acompañaría al Aucas a todas partes; de ahí que ya comenzó a ahorrar para la Copa Libertadores.
El domingo llegó al Monumental luciendo la camiseta de la Tri, para evitar problemas. Luego se puso la del Aucas.
Antes del partido comentó: “Venimos para hacer el mejor partido de visitante. El empate es bueno, pero queremos los tres puntos”. Los hinchas barcelonistas que estaban a su alrededor le decían que estaba loco. Él estaba seguro de su Aucas y dejó entrever que solo tenía miedo de que el árbitro o el VAR les haga pasar un mal rato.
Luego de la victoria manifestó: “Lo que siento por Aucas es como una herencia, es algo grande, nunca hemos sentido esa felicidad de jugar una final, ahora estamos cerca de alcanzar la gloria deportiva. Esto no lo podemos descifrar y va para mi padre que está en el cielo”, expresó llorando un Suquillo muy emocionado. Afirmó que el empate era un regalo, pero ganar en el Monumental es como recibir la Navidad para toda la vida.
Ricardo llegó acompañado de su hermano David. Ellos se ‘adueñaron’ de las gradas del Monumental, se quedaron sin voz y andaban con bastante hambre. Recién este lunes 7 llegaron a Quito. Su felicidad es indescriptible y ‘de una’ se pusieron a trabajar para conseguir la entrada y “ver dar la vuelta olímpica a mi amado Aucas”.
Las palabras finales que llegan al alma fueron: “Mi padre me hizo hincha del Aucas y le dije a Dios que si él no pudo ver al Papá campeón, que me deje a mí”.