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Siempre juegan en el ‘miniestadio’ de ecuavóley del Club 31 de Enero, de Durán.Miguel Canales Leon

Gancho y punto para Zancudo y Mikely

Carlos Castro y Bryan Muñoz viajan por el país demostrando que son cracks del pueblo en el ecuavóley. Hasta 400 dólares pagan los equipos por tenerlos.

Son los refuerzos que todo equipo quisiera tener. Son Damián Díaz y Sebastián Rodríguez, pero no del fútbol, sino del ecuavóley. Son los más peleados, los más temidos y respetados, porque en sus brazos el triunfo está seguro. Y el billete de las apuestas también.

Carlos Bolívar Castro Albán, Zancudo, y Brayan Francisco Muñoz Mora, Mikely, son los ‘pepas’ de este popular deporte. Nadie se atreve a negarlo. Donde se paran hay espectáculo.

Estamos en el miniestadio de ecuavóley del Club 31 de Enero, en la ciudadela Primavera 2, del cantón Durán. ¡Candela!

Un taxi se detiene y de su interior baja Zancudo. Es como si Messi saliera de su carrazo. Luego desciende del mismo vehículo Mikely, otro que atrae las miradas de los ‘viciosos’ del ecuavóley.

“Esos panas son cosa seria. La plena que son harto ecuavóley. Si fuera este deporte profesional, seguro que estarían en los mejores equipos”, expresó Alito Quezada.

Antes de cada partido, ambos hacen lo mismo que los jugadores de fútbol: se colocan vendas en manos y piernas, trotan para entrar en calor. Todo un ritual antes de saltar a las canchas de tierra o cemento. Para ellos esto es muy serio.

El ecuavóley tiene jugadores de alto nivel, que debido a su buena actuación son contratados en todo el país para reforzar equipos y ganar dinero.

ASÍ FUNCIONA

Zancudo y Mikely nos llevan a un mundo de diversión, donde ellos son Messi y Neymar, así es el nivel de ellos. Sus saques, ganchos y estilo para cruzar la pelota, los han hecho favoritos para ser contratados dentro y fuera de la ciudad. Todo comenzó en Guayaquil, cuando Castro, es decir, Zancudo, se dio cuenta de que era mejor que los demás y otros equipos se lo disputaban. De a poco fue convirtiéndose en un crack.

Gracias a este deporte y a sus destrezas, Zancudo, de 27 años y guayaquileño de nacimiento, conoce todo Ecuador. Ha jugado en todos los rincones del país. No pierde la esperanza de poder salir al exterior para mostrar su clase.

Zancudo es colocador por derecha, pero cuando no está jugando, se dedica a la entrega de repuestos.

A los dos no les gusta hablar del dinero que ganan, pero un ‘contrato’ para tenerlo en un equipo puede estar en los $ 400, pero todo depende de dónde se los llevan a jugar.

Uno de los lugares más ‘pepa’ para el ecuavóley es Shushufindi, en la provincia de Sucumbíos, en el Oriente. Es un sitio ideal para ir a jugar, dicen Zancudo y Mikely. Coinciden en que la gente es espectacular y que es la mejor plaza para ganar dinero.

COMO ESTRELLAS

Castro y Muñoz se sonrojan cuando cuentan cómo los tratan cuando los fichan, dice que el show que se mandan es “con todos los juguetes”. Jamás pensaron que esto iba a ser tan bacán en sus vidas.

“Una cosa es que te diga, otra es jugar ante cientos de personas o miles, ver cómo la gente te apoya, te grita, te respalda”, expresa Zancudo, quien confiesa que durante los partidos la gente le pasa agua, refrescos y que después de cada encuentro se toma fotos con todos, todo como una celebridad.

Los primeros días de la semana, Zancudo se dedica a su trabajo de entregar repuestos, pero dice que no hay nada como jugar ecuavóley, “una bendición de Dios”. Y como toda figura, hasta recibe regalos de los hinchas.

“Nunca pensé que podía vivir semanas con esto (el ecuavóley). Créanlo, es una cosa de locos”, expresa Zancudo.

Mikely (26) es ayudante electricista, un tipo sencillo, pero en la cancha la gente le pide fotos, le preguntan a dónde irá a jugar después, lo siguen. Es una estrella.

Para él también es una bendición de Dios saber jugar ‘duro’ este deporte. “Es una cosa de no creer, la gente nos contrata en todo el país, es como en el fútbol, solo que acá vamos para un partido que siempre se transforma en un show, debido a que la gente se mete de lleno para apoyar”, expresa el guayaquileño.

NI LO SOÑARON

Zancudo es una ‘bala’ en la cancha, pero habla poco, sin embargo, igual responde las preguntas sobre sus jugadas que los aficionados le hacen. “Siempre estamos jugando fuera de Guayaquil. Es una locura lo del ecuavóley, porque vienen familia enteras a vernos. Hay partidos intensos y en las gradas se vive una fiesta enorme”.

Es el mundo del ecuavóley, el deporte ecuatoriano que se lo juega con tres jugadores, en el que las calles se convierten en canchas y donde estos dos cracks alegran al público con sus jugadas.