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El fútbol en Ecuador con "vacíos" sobre las Sociedades Anónimas
Tras la promulgación de la Ley Antipillos, los clubes cambiarían a una figura para la cual el sistema no está preparado
Hace menos de 48 horas el presidente Daniel Noboa promulgó la Ley Orgánica Urgente para la Mejora Recaudatoria a través del Combate al Lavado de Activos, denominada Ley Antipillos, en la que abarca el tema de las ‘sociedades anónimas’ en las que podrían convertirse los clubes ecuatorianos de fútbol.
El artículo 16.4 de las Disposiciones Reformatorias señala que, con la finalidad de evitar cualquier mecanismo de lavado de activos, los clubes o equipos profesionales podrán adoptar la forma jurídica de Sociedades Anónimas, que se sujetará al régimen general de sociedades mercantiles. Dicho aquello, ¿qué tan viable es que suceda esto?
El año pasado, el exembajador de Estados Unidos, Michael Fitzpatrick, ya dio una alerta: “El lavado de dinero procedente de la corrupción se ha extendido ahora en Ecuador a la pasión nacional del fútbol, a través de sus clubes”.
Para el abogado especialista en leyes deportivas Giovanni Cárdenas, los clubes ecuatorianos no están preparados para convertirse a corto plazo en sociedades anónimas, porque “primero se debe reestructurar al fútbol local, empezando por la Federación Ecuatoriana de Fútbol, y remitirse a la Superintendencia de Compañías, entre otros requisitos. Eso significaría un cambio total de las bases del balompié nacional”.
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Y advirtió: “Para que los clubes se hagan sociedades anónimas deben disolverse o morir jurídicamente y pasar a ser una compañía, desligarse de la Ley del Deporte, con lo que ya no tendrán presidentes, sino dueños, como ocurre en Europa. Además de crearse una nueva normativa”.
De acuerdo con la figura, las sociedades anónimas en el fútbol pueden promover el aporte voluntario de los socios y también de personas externas, para que a través de estas inversiones se fomenten los negocios, con el inconveniente de que esto puede convertirse en lavado de activos.
Para que el ilícito no se dé, Cárdenas sugiere que “hay que transparentar esas aportaciones y que sean controladas por el Servicio de Rentas Internas y a través de la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE)”.
El tema traerá aún mayor debate.
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