Exclusivo
Deportes

José y Álex Cevallos estuvieron en el arco de la Tri en la Copa América de Bolivia 1997.Archivo

El columnista invitado: Un orgullo por José Francisco Cevallos

El ex arquero de la Tricolor compartió el arco en 1997 con su hermano Álex. 

Jugar una Copa América es una experiencia inolvidable, significa ser parte de un torneo que se disputa desde 1916, una competencia que reúne a la élite del fútbol sudamericano, donde participan grandes jugadores, verdaderos cracks.

Enfrentar en cada partido a estos monstruos del fútbol, esos jugadores a los que acostumbras ver por TV, hace que cada jugada, cada balón atajado, cada gol lo disfrutes como una final.

Cómo olvidar a los Ronaldo, Palermo, Valderrama, Etcheverry, Zamorano, Solano, SantaCruz, Arango, Recoba junto a mis compañeros de mil batallas como los Aguinaga, Hurtado, Kaviedes, Fernández, Delgado, De la Cruz, forjadores de la historia de este torneo sudamericano.

Vienen a mi mente incontables recuerdos, como el tradicional intercambio de camisetas al final de un partido, donde a pesar del resultado, estrechabas la mano del rival y conservabas el honor de tener su camiseta.

Pero, sin lugar a dudas, que los más importante fueron los vividos durante la Copa América de Bolivia 97, ya que pude compartir el arco de nuestra Selección con mi hermano Álex. Esta vivencia ha sido una de las bendiciones que como familia hemos disfrutado y viviremos agradecidos con Dios por esta hermosa oportunidad. Hicimos realidad nuestros sueños de niños, poder estar juntos en una cita importantísima del fútbol, representando con orgullo la piel de nuestro país.