La venta de comida estaba preparada, el olor a tallarín y guatita invadía el sector de la calle Quito, don Carlos Peralta, no sabía que el partido entre Emelec y Deportivo Cuenca no se iba a jugar, el domingo 20 de agosto, perdió más de 120 dólares de inversión y lo peor de todo, se quedó sin dinero para la semana. Es el efecto colateral del paro de árbitros que hizo que el Capwell este vacío.

Un trabajador de las magas de aire de publicidad la sacaba, estaba con coraje, cree que perdió el día de trabajo. Don Jorge que vende raspados tenía una cara de amargura, su negocio no estaba funcionando, la gente no había llegado.

La directiva de Emelec había dicho que el equipo se iba a presentar, pero que no dejarían entrar público... el partido del Bombillo era otra victima del paro de árbitros.

Y mientras el silencio llenaba las calles, un feliz cumpleaños se lo escuchaba a todo pulmón, era una fiesta que la celebraban frente al Capwell en la calle General Gómez. Si se jugaba el partido, seguro que nadie se daba cuenta del cumpleaños feliz, debido a la bulla,

Hinchas que no sabían que estaba pasando, llegaron al estadio, como es el caso de Gabriel Calderón que no usa redes sociales y comentó, que venía con las ganas de ver a su Emelec, pero el Capwell estaba cerrado.

Al final... los que perdieron fueron todos, desde los jugadores, árbitros, vendedores ambulantes, la gente del fútbol... varios se regresaron del Capwell, mientras a un lado se seguía gritando viva la fiesta y comenzaban a repartir la torta al frente del estadio que no pudo ver jugar a Emelec y D. Cuenca.