Exclusivo
Deportes

Oriundos de Santa Lucía, provincia del Guayas, Emiliano y Norma se mudaron a Guayaquil hace 43 años en busca de un futuro próspero.CHRISTOPHER MONTALVAN

Barcelona: La historia de los abuelitos que fundaron la tienda Esquina del Ídolo

Emiliano Montoya y Norma Silva han hecho una vida en torno al Barcelona. Su casa y negocio 'nació' con el estadio Monumental

Emiliano Montoya (88 años) y Norma Silva (77) han sido testigos de los momentos más felices, tristes y anecdóticos de Barcelona desde hace 43 años.

Y es que vivir literalmente en el ingreso al estadio Monumental los ha vuelto testigos obligados de momentos trascendentales del equipo como cuando se levantaron las paredes del escenario, hasta vivir finales de campeonatos nacionales, y una que otra ‘travesura’ en las concentraciones, como ellos dicen.

Por sus nombres, pocos o nadie reconocen a don Emiliano y doña Norma; sin embargo al mencionar la tienda ‘Esquina del Ídolo’ más de uno señala a su casa. Hoy, la pareja de esposos ya no tiene las fuerzas de antaño. Sus cabellos canosos, lento caminar y baja tonalidad al hablar demuestra que los años han pasado, pero su pasión por el club sigue igual de intacta.

Vivir a 20 pasos del acceso al estacionamiento oeste del estadio les cambió la vida. Actualmente las paredes de la esquina de su casa y negocio están adornadas con grafitis de escudos, frases e iniciales que rinden homenaje al equipo. Y es que le deben todo, añaden.

Desde la primera piedra

La prensa deportiva popularizó el nombre Esquina del Ídolo, ya que en la tienda se concentraba la barra Sur Oscura.Freddy Rodriguez

En la planta baja funciona la histórica tienda que da a la avenida Barcelona, en el suroeste de Guayaquil. Cuentan que en 1990 la prensa deportiva popularizó el nombre Esquina del Ídolo a su hogar, porque allí se concentraba la barra Sur Oscura. Eso, sin contar que históricos como José ‘Pepín’ Gavica, José Francisco Cevallos, Jimmy Montanero y Raúl ‘Pavo’ Noriega solían pasar para comprar refrescos o snacks luego de los entrenamientos.

(Le puede interesar: Infierno: Así llaman al nacional de ascenso de la segunda categoría del Ecuador)

Comencé vendiendo galletitas y sanduchitos. Cuando había partidos hacía sequito de pollo o de gallina. Los que venían de trabajar del estadio también nos compraban”, recordó Norma, quien junto a su esposo levantó su hogar en la década de los 80.

Su hogar está adornado con grafitis que rinden tributo al Ídolo.CARLOS KLINGER

Oriundos de Santa Lucía, provincia del Guayas, don Emiliano, doña Normita y sus hijos (Betty y Maximiliano) se mudaron a Guayaquil en 1981 por iniciativa de un familiar.

“Mi cuñado era empleado de la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Él cuidaba estos cerros que antes de la creación del estadio (11 de octubre de 1985 se colocó la primera piedra) era una cantera de piedra molida”.

Don Emiliano rememora el ‘negocio’ con los obreros de la construcción de ese entonces: “Me pagaban la comida con sacos de cemento. Venían calladitos, sin hacer mucha bulla (sonríe). A veces nos cambiaban hasta cinco sacos al día y así arrancamos a hacer la casita que era de cañita”, manifiesta.

Amarillo dentro y fuera

Del negocio está encargada Paola Gallardo, nuera de Emiliano y Normita. Atiende de manera esporádica, cuando hay partidos.CHRISTOPHER MONTALVAN

Una vez establecido el negocio, el hombre se dio cuenta de que los ingresos no eran suficientes; de ahí que aprovechando su popularidad en el sector, recibió una oferta laboral en Barcelona. “Trabajé 25 años en el club. Me conocían como ‘Montoya’. Fui guardián de suites, cuidaba carros, hacía encargos, les compraba afeitadoras a los jugadores en la tienda porque era la única. A todos los muchachos los acolitaba y jodía también”, dice entre risas.

(Lea también: Independiente vs U. Católica en la LigaPro: ¿Cuándo, a qué hora y dónde ver el partido?)

Incluso se convirtió en el cupido del equipo. Las jóvenes que esperaban a los jugadores posterior a las prácticas solían llamarlo para que les entregara cartas con insinuaciones amorosas. “Yo les decía: ‘una linda pelada te manda este papelito’ y se armaba el relajo. ‘¡Ahí viene el alcahuete de fulano!’”, le gritaban. Las fans a veces lograban su objetivo.

Secretos escondidos

En la década de los 90s futbolistas históricos como José Gavica, Jimmy Montanero y Raúl Noriega solían pasar a comprar refrescos o snacks luego de sus prácticas.CARLOS KLINGER

Un día, mientras Emiliano cuidaba las inmediaciones de las canchas alternas, Sigifredo Agapito Chuchuca observó cómo uno de los históricos arqueros, de quien prefirió mantener el anonimato, mantenía relaciones sexuales a plena luz del día.

“Eran terribles. A veces ni las rejas que los separaban del exterior eran impedimento... Yo era guardián y me comía toda esa película”, recordó con picardía.

Cuando el equipo no atravesaba una buena racha, don Emiliano no quería ni que le hablaran. Normita lo tranquilizaba. “Yo quiero tanto al equipo, aunque a veces sea malo. Cuando perdía no podía ni comer del coraje”, recuerda.

Al preguntarles ¿qué significa Barcelona en sus vidas?, la pareja de tercera edad no puede evitar emocionarse. Emiliano se conmueve y Normita toma la palabra: “Aunque no tengamos riquezas, tenemos la vida que es lo más bonito. Estamos agradecidos con el equipo porque lo poco que tenemos lo tenemos por Barcelona”, cierra.

Para más noticias de este tipo, ¡SUSCRÍBETE A EXTRA!