Para Thalía Cevallos, de 29 años, es inaudito escuchar que un hombre le pida que cada uno pague su cuenta o que, tan siquiera, se atreva a no invitarla a una cena en los restaurantes más costosos de Guayaquil. En medio de las críticas que la tachan de interesada, la joven jipijapense se defiende diciendo que es una mujer hipergámica, es decir, prefiere a los hombres de un mayor estatus socioeconómico que el suyo.

“Si no tiene un masterado o un negocio a su nombre; si no tiene una casa o carro propio, no lo tomo en cuenta. Así de fácil”, confiesa la ingeniera industrial. Los parámetros de Thalía son el reflejo de la psicología evolutiva y teoría del aprendizaje social, explica Rodolfo Rodríguez, vicepresidente de la Sociedad Ecuatoriana de Sexología y Educación Sexual.

Karen Estrella, sexóloga mantense graduada en la Universidad de Almería (España), al igual que Rodríguez menciona que la hipergamia tiene una trayectoria antigua en la que las mujeres buscaban un hombre que les provea seguridad económica y física. En el caso de Thalía, acepta pretendientes de un estatus alto porque “ya cumplí mis metas académicas, no está mal esperar que mi futura pareja esté igual o más que yo en ese aspecto”, agrega. 

Rodríguez detalla que la etimología del término hipergamia se compone de dos palabras: hiper, del inglés que traducido es ‘hacia arriba’ y gamia que deriva del griego que significa ‘tendencia a casarse a otro nivel’.

El sexólogo puntualiza que, en general, son las mujeres que tienen este perfil y son quienes, en la actualidad, son señaladas como interesadas o cazafortunas. “Uno siempre busca lo mejor, por eso existen ciertos parámetros en lo social, por eso las mujeres, incluso a su condición socioeconómica se ven interesadas de una mayor categoría que el promedio”, recalca. 

Sin embargo, esta inclinación por parejas de un alto estatus se remonta al principio de la humanidad, cuando las mujeres preferían a los varones que eran los mejores cazadores del grupo por la necesidad de sobrevivir. Miles de años después, la elección se mantiene por la búsqueda de mejorar económicamente en una sociedad machista, según estudios de psicología citados por Rodríguez. 

Sobre si entra en contraposición el feminismo y la hipergamia, la respuesta es no. Ella puede ser independiente en sus finanzas y aún así puede buscar a una pareja que gane igual o más que ella. “También hablamos de la familia, apellidos y ascendencia, estos aspectos también entran en este ámbito porque somos seres psico-sociales que nos permiten tener mayor sexapil”, detalla Rodríguez. 

Estrella pone en primer lugar la inteligencia emocional, para la psicóloga es imposible que una persona tenga una relación sana con otros si no puede gestionar sus emociones en momentos difíciles. 

Debes plantearte qué estás dispuesto a pedir y entregar, así tendrás las características claras de lo que esperarás en tu pareja. Con o sin hipergamia, los especialistas aconsejan a que las personas evalúen si su pretendiente comparte los mismos valores, ética y proyectos de vida para reconocer si tendrá éxito su futura relación amorosa.