La adicción al trabajo se la relaciona como a otras, a la droga, al alcohol... Y esta puede afectar al entorno familiar. Se produce un distanciamiento y falta de comunicación. La psicóloga Karla Varas resalta que es importante encontrar un equilibrio, ya que la familia es el pilar fundamental de la sociedad. El trabajólico no solo se afecta a sí mismo -por sus insatisfacciones-, sino también a sus hijos. Como está cansado de manera física y mentalmente ya no le quedan energías para jugar y/o participar en momentos familiares. “Es ahí cuando el niño ve a su padre como proveedor económico y no como su guía”, dice la especialista a DOMINGUERO.

Trabajar para solventar los gastos es necesario, pero no caigas en los excesos, ya que te afecta en la salud y a tu bienestar.

Por tu bien y el de tu familia: ¡No los descuides!

No caigas en este mal

1. Dale un equilibrio a tu vida laboral y personal. Comparte momentos de calidad con los tuyos y olvídate del estrés del trabajo.

2. Prioriza lo urgente. No todas las actividades necesitan de tu atención. Evalúa lo que es importante.

3. Deja el celular a un lado. Especialmente si no estás e el trabajo. Desconéctate y continúa el plan que tenías con tu familia.

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Las claves

1. Para saber si padeces de este mal, la señal es que trabajas para sentirte bien.

2. Tu ausencia puede traer consecuencias sobre la salud mental del niño. Él se da cuenta que no le dedicas tiempo de calidad.

Recomendación

Evita llevar trabajo al hogar, hazlo en un caso excepcional. No pongas en riesgo a tu familia. Dedícale tu mejor versión, ellos se lo merecen.