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Para bailar el twerk se requiere de práctica y esfuerzo.canva

El twerking: de un baile erótico a bienestar para la salud

El baile sensual, dio un giro hacia lo fitness. En Quito, el interés por el estilo gana adeptos e incluso genera campeonatos.

La música empieza a sonar a las 18:45. La voz del reguetonero Bad Bunny inunda la sala y, de a poco, las alumnas se incorporan frente a los espejos. Visten shorts cortitos y tops reveladores. Están listas para menear las caderas y los glúteos al son de la música.

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Han venido hasta acá para practicar el twerking, un polémico estilo de baile que se centra en la pelvis y el derrier y que ha escandalizado al mundo con sus sensuales movimientos.

Pero ajenos a los prejuicios, en la capital, el estilo es la última tendencia, con una decena de academias ofreciendo la técnica. En el norte, el sur, el centro y los valles, Quito se vuelve loco por el twerking.

“Hace un mes tuvimos nuestro primer campeonato”, cuenta Daniela Santacruz, propietaria de Queens Twerk Sanctuary, en La Floresta.

Pero en estos espacios, el twerking no es solo un baile sensual. Es también una forma de hacer ejercicio, como lo explica Michelle Terán, administradora de Here to Twerk en Puembo. “El baile te libera del estrés, especialmente con estilos como el twerking, que es rápido y quema muchas calorías. Acá vienen chicas de todas las edades y profesiones: amas de casa, doctoras, abogadas, estudiantes, de todo”, dice.

Otra característica importante, explica Andrea Pucha, propietaria de Attitude Danza, academia ubicada en el sector de Iñaquito, es que el twerking es para todo tipo de mujeres, independiente de edad o contextura física.

“Yo practico baile desde los 11 años y, aunque es hermoso, es cierto que en ciertos géneros hay exigencias sobre los cuerpos: ser delgada, ser joven, ser guapa, ser blanca. En el twerking y el dance hall, no. Acá vienen mujeres de todas las edades a bailar, aprender y a divertirse. No importa si tiene 15 años o 50, es para todas”, asegura.

Además, la simplicidad de los pasos facilita el aprendizaje. Estos, que son exigentes con los músculos y útiles para la tonificación, no exigen mayor complejidad en las rutinas. “En dos clases te aprendes los pasos básicos, y luego vas agarrando resistencia y ritmo hasta que encuentras tu estilo propio”, señala Terán.

PRACTICAR EN PAREJA

Practicar en pareja

La salud no es lo único que mejora con la práctica del twerking. Según el sexólogo Daniel Andrade, en las mujeres, la técnica ayuda a fortalecer el suelo pélvico y la faja abdominal, una zona cuyo cuidado es crucial para maximizar el placer. Además, compartir la actividad con la pareja incrementa el deseo. “Hay estudios que señalan que la música es un estímulo igual de fuerte que las caricias, por lo que sincronizar los movimientos también incrementa el deseo y el placer”, comenta.

DE NUEVA ORLEANS PARA EL MUNDO

El twerking nació en las discotecas de Nueva Orleans, Estados Unidos, en los años noventa. Los sensuales movimientos surgieron para acompañar a la música bounce, una variante del hip hop, y de a poco empezaron a aparecer en videos musicales de la época.Sin embargo, el twerking no se hizo viral hasta 2013, cuando la artista Miley Cyrus lo usó en su recordada presentación de los premios MTV junto a Robin Thicke. Desde ese momento, ha sido popularizado por otras celebrities como Beyoncé, Rihanna y Kim Kardashian.

SENTIRSE SEXY Y DEJARSE VER

“La mayoría de las chicas que vienen a probar el twerking se sienten súper incómodas al principio. Les da vergüenza su cuerpo y les da vergüenza hacer pasos, porque pueden interpretarse como sexuales, y es algo a los que nos han hecho tenerle temor. Lo primero en lo que trabajamos es en eso, en sentirte cómoda con tu cuerpo”, afirma Santacruz.

Con el fin de que las participantes se desinhiban, la clase avanza a ritmo lento y va subiendo de velocidad al son de la música. Inicia con un calentamiento para alistar las piernas, las caderas y el abdomen.

Luego se introducen los pasos. El twerking tiene cuatro pasos básicos: el shake up, el shake down, el tiktok y el jiggle.

Para los primeros dos se deben mantener los pies separados al ancho de las caderas, las rodillas ligeramente flexionadas y el peso en los talones. Luego, los golpes de cadera se realizan hacia abajo o hacia arriba.

El tiktok, en cambio, es el movimiento de las caderas hacia los lados, mientras que el jiggle implica sacudir los glúteos.

Los ritmos para el twerking son variados, y no hay reglas, como explica Santacruz. “A mí me gusta bailar con reguetón y con eso doy mis clases, pero puede ser de todo, hiphop, bounce, lo que te guste”.

Y eso, añade Pucha, es lo más importante. “No bailamos para complacer a nadie, sino para empoderarnos nosotras”, asegura.

Agrega que más del 95 % de participantes en las academias son mujeres, y disidencias sexuales establece que es un baile que no se hace para atraer, sino para disfrutar.

“Estamos acá por nosotras, para liberar endorfinas, para divertirnos, no para el morbo de los demás”, concluye.

Los beneficios de ‘twerkear’

Henar de Frutos, fisioterapeuta y terapeuta ocupacional español, explica que hay numerosos beneficios en la práctica del twerking como ejercicio. El principal de ellos es la pérdida de peso, pues en una hora de clase se queman unas 600 calorías. Además, la técnica ayuda a tonificar piernas, glúteos, abdomen y espalda baja, y a estimular el sistema cardiovascular para mejorar la circulación sanguínea.

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