Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 40 % de la gente en el mundo batalla para dormir bien. Y la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño dice que uno de cada cinco adultos no pega el ojo lo suficiente, así que terminan sufriendo por no descansar como deberían.

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“Las noches mal dormidas provocan falta de atención, baja productividad y dificultades de aprendizaje, afectando la calidad de vida y las relaciones personales”, dice la doctora Rocío Medina Badiano, experta en nutrición clínica y obesidad, y copresidenta del Consejo Consultor de Nutrición de Herbalife.

O sea, si no duermes, todo se te complica: no te concentras, rindes menos y hasta te peleas con quien no debes.

Pero eso no es todo. Un estudio en medicina del sueño encontró que no dormir bien está ligado a la obesidad y a más casos de diabetes. Asimismo, otras investigaciones conectan la falta de sueño con la hipertensión.

Por si fuera poco, según la Revista Mundial de Gastroenterología, dormir poco puede meterte en problemas con enfermedades inflamatorias del intestino o del hígado, que terminan causando inflamación y descontrolando tu sistema inmunológico.

“Durante el sueño, el cuerpo regula todos sus sistemas, incluyendo el endócrino, por lo que la privación de sueño puede hacer que una persona sienta más hambre y tenga más ganas de consumir carbohidratos durante el día, por ejemplo. Sin mencionar que la falta de descanso también puede generar irritabilidad y mal humor”, explica la doctora Medina. 

¿Qué hacer cuando se duerme mal?

• Intenta irte a la cama y levantarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Esto hace que el cuerpo se acostumbre y sea más fácil agarrar el sueño.
• Los adultos necesitan unas siete u ocho horas de sueño. Los adolescentes y niños, cerca de nueve horas en promedio.
• La doctora Medina recomienda que la última taza de café se tome antes de las 16:00, pero algunos más sensibles pueden necesitar suspender su consumo incluso antes.
• Evita comer pesado justo antes de dormir. Lo ideal es ingerir la última comida al menos dos horas antes de acostarse. Incluya opciones ligeras como ensaladas y carnes magras como pescado o pollo.
• El estrés sube el cortisol y eso te mantiene despierto. Prueba relajarte con meditación o respirando profundo para bajar revoluciones.

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