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Buena Vida
Mercedes Sánchez, una moderna mamá tiktoker
La educadora guayaquileña es conocida como ‘Miss Mechita’. Se ganó la simpatía de sus seguidores por su contenido de educación y maternidad.
“La mamá perfecta no existe. El amor que sentimos por nuestros hijos es lo que nos hace encontrar el equilibrio entre las alegrías y las dificultades”, dice la educadora Mercedes Sánchez de Lértora.
Hace menos de un mes abrió su cuenta de Tik Tok, en la que mezcla contenidos de la maternidad y educación. Mercedes (36 años) se ha ganado la simpatía de su comunidad por su sencillez y estilo. No en vano sus seguidores se multiplican a diario.
Y es que las cuentas de mamás ‘influencers’ cada vez son más populares. Compartir por redes la experiencia de la maternidad genera una gran participación por parte de los ‘followers’, ya que se crea una fuente donde resolver inseguridades, cuidados de los hijos o simplemente dudas con otras o futuras mamás.
La Miss Mechita -como también es conocida- tiene tres hijos de 19, 10 y 5 años, y más de mil hijos de corazón. Así los denomina a sus estudiantes de los colegios en los que se desempeña como rectora y directora. Una vocación que le nació desde que tenía 7 años, cuando sentó a todos sus peluches para darles clases.
¿Cómo nació la cuenta de Tik Tok de @missmechitasv5?
Porque necesitaba conectarme con los padres de familia de mis colegios. Cada vez que aparecía en las redes sociales de los establecimientos salían inquietudes, entonces mi hija de 19 años y mi esposo me dieron la idea. El tema me asustó un poco al principio porque cuando no tenía ni una semana ya había llegado a más de 10.000 seguidores. Esto también es una responsabilidad. Hay que preparar contenido de calidad, pero gracias a la acogida, muchas madres me hacen preguntas y así sale el argumento.
¿Cuál es tu lado fuerte?
La comunicación. Cuando grabo algún video trato de que no sea plano. Soy muy expresiva. Modulo la voz como si estuviera contando un cuento.
La vida en tiempos de redes sociales es más complicada, ¿te han criticado?
¡Por supuesto! No todos me aplauden. Si no les gusta o no les sirve mi contenido, que consulten o investiguen por su cuenta.
¿Cuál es el rol de una mamá moderna?
Todo cambió. Es la mamá que ya no se queda en casa, tiene muchas funciones por cumplir. Sin embargo, en estos tiempos hay muchas herramientas para que criemos personas de calidad. Ahora hay muchos especialistas, entre ellos el profesional que te ayuda a mejorar la rutina del sueño del bebé.
Y si hablamos de las funciones del padre...
La función del papá ya no es solo sustentar el aspecto económico de la casa ni el que solo llega para regañar; el rol es compartido, esto es fundamental para que la familia esté estable emocionalmente.
Ahora se escucha con frecuencia la palabra feminista y empoderada... Como que las mamás actuales ya no guardan silencio...
No soy de la corriente feminista ni de la sumisa. Dios hizo al hombre a su semejanza y a la mujer de la costilla del hombre, por lo tanto creo en el equilibrio. En mi casa, mi esposo y yo ponemos las reglas. Si se presenta algún escenario en el que él no tenga la razón no lo voy a hacer quedar mal delante de nuestros hijos, espero a que se calme y lo conversamos, de esta manera no se rompe la armonía del hogar.
Una desventaja de ser mamá moderna...
Que nos sentimos capaces de abarcar con todo. Tenemos muchas actividades y nos podemos descuidar de ciertos detalles como esposa y como mamá.
¿Qué característica adoptaste de la mamá antigua?
¡Soy un híbrido! Tengo una mezcla. De mi mamá (Mercedes Vásconez) adopté la comunicación. Siempre es asertiva con sus consejos. En la etapa del enamoramiento nos orientó. Y de mi abuela (Conchita Romo) aprendí a ser estricta. En honor a ellas llevo mi nombre, soy Mechita Conchita (Mercedes Concepción).
¿Qué diferencias hay entre Miss Mechita y Mercedes mamá?
Hay más cosas en común que diferencias. La calidez maternal es la misma. Lo diferente es que con mis hijos soy cariñosa y apapachadora. Cuando estoy con mis alumnos soy un poco más estricta. No me gusta usar el sarcasmo. Por ejemplo, “no trajiste la tarea porque se te la comió el perro”, frases así no van conmigo. Cuando estoy enojada dejo de utilizar el micrófono, no grito, pero hablo fuerte.