Exclusivo
Familia

Dormir frecuentemente con tus hijos sea en tu cama o en la de ellos... puede causar roces con tu cónyuge. Cada uno debe de tener su espacio, es lo más sano.Shutterstock

Primero madre y luego esposa...

‘Pararle más bola’ a tus niños que tu esposo puede causarte ‘pitos’ con tu pareja. Esta actitud no solo daña la relación, también puede hacer sentir a los chicos culpables de los conflictos

El amor ciego por lo general se lo asocia con la pareja, pero este también puede darse con los hijos. Y es más común que se desarrolle en las madres que en los padres.

Entonces... ¿Primero se es madre y luego esposa o viceversa? “Lo correcto es que sea cónyuge y después progenitora, porque los hijos en determinada edad se van, es una ley natural, y quien comparte toda una vida hasta el final es la pareja. Esto no quiere decir que se descuide a los hijos, sino que de manera simultánea cumpla ambos roles, distinguiendo en qué momento dar la prioridad a uno u otro”, indica la psicóloga educativa Génesis Crespín.

Las madres que centran su vida en su descendencia suelen ser sobreprotectoras. Son aquellas que necesitan tener el control de la vida de sus hijos, teniendo la falsa creencia de que son su propiedad y sus acciones se convierten en un arma de doble filo, perjudicando emocional y psicológicamente a toda la familia, limitando las capacidades de independencia y resolución de conflictos de los menores, quienes se convertirían en seres egocéntricos, egoístas, que no saben compartir ni dar. Y no todas las personas lo tratarán de igual manera que en su hogar, por lo que sufrirá mucho a futuro”, manifiesta la psicóloga clínica y doctora Marlene Pérez.

Esa falta de interés del otro sobre su pareja puede generarle problemas de comunicación, de convivencia, disfunciones sexuales, monotonía e infidelidad, hasta la separación, sostiene Pérez.

Contrapunto

¿‘Chance’ para los ‘cachos’?

Prestarle más atención a los chicos y no al esposo puede hacer que él busque afuera lo que no encuentra dentro de casa... “Sí, podría ser un factor que se presente por los constantes conflictos, no haber tenido una conversación con la pareja para llegar a un acuerdo”, opina Crespín.

Sin embargo, Pérez considera que nada justifica la infidelidad. Las personas infieles lo son, aunque se les brinde la atención requerida. “Pero no es menos cierto que el descuido hace que la pareja mire hacia otras direcciones y que busque en otras personas cubrir sus necesidades no satisfechas en el hogar”, puntualiza. 

  • Tener una buena comunicación es fundamental. Ser sinceros los unos con los otros y expresarse lo que les incomoda, les gusta o no, a ambos. No suponer que la otra persona lo sabe, porque generalmente no es así. Y trata de ponerte en su lugar, empatía. Establece reglas y límites de manera clara, que todo el núcleo familiar los acaten. Estos deben fijarse desde el principio. Cada integrante debe contar con su tiempo y su espacio y estos deben ser respetados.
  • Traten de buscar y fijar su tiempo de pareja. Puede ser un fin de semana, salir a caminar, ver películas en casa, etcétera. Deje a los niños al cuidado de un familiar de confianza y por ese momento céntrese en el otro, ejerza su rol de esposa. Si tú estás bien, tus hijos lo estarán.
  • Si discuten no lo hagan frente a sus hijos, ellos pueden creer que son los culpables y tener cargo de conciencia.
  • Acudan a un orientador familiar o psicólogo si luego del diálogo persisten los conflictos, él les ayudará a encontrar una solución eficaz que beneficie a todos.
“Ella puede volcar toda la atención hacia el hijo porque talvez este tuvo algún accidente; a lo mejor tiene problemas para fijar niveles de prioridades, etcétera"Génesis Crespín, psicóloga educativa
Para todo hay su momento... hay tiempo para pasar con los hijos, pero también con la pareja.Shutterstock
“El equilibrio está en valorar a la pareja, querer a los hijos y hallar tiempo para nosotras, eso es lo esencial para mantener un matrimonio saludable y una familia feliz”.Marlene Pérez, psicóloga clínica