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Los diferentes labrados de las llantas tienen función más que estética. Algunos funcionan mejor en terreno mojado o rocoso.Carlos Klinger / EXTRA

Las llantas y aros inadecuados afectan al bolsillo en cada 'tanqueada'

Los conductores usan neumáticos más grandes o pequeños para que el auto se vea mejor, pero esto puede acelerar las visitas al mecánico

Buscando que su carro luzca ‘zapatos’ más vistosos, José Salazar le cambió los aros y llantas de fábrica a su Trooper por unos más grandes y anchos; sin embargo, luego de apenas un mes de uso, el carro empezó a hacer un sonido raro y tener rigidez al caer en un bache, por lo que lo llevó al mecánico.

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Este le indicó que debido al peso adicional de las llantas y aros más grandes, los rodamientos de las manzanas (pieza donde se encajan los neumático) se habían desgastado y por eso debía cambiarlas. Además, los amortiguadores delanteros también se ‘reventaron’ por la misma causa.

“Si solo se cambia el tipo de llantas, por ejemplo usar llantas MT (para terreno lodoso) en un automóvil que solo rueda en asfalto, no causa mayor daño a la suspensión, pero sí afecta al ruido que hacen al rodar y el kilometraje que se consigue por cada tanqueada. Además, van a tener desgaste y deformación prematuros porque no están hechas para esa superficie”, explica Hugo Villamar, mecánico del Tecnicentro Recoba, ubicado en el suburbio de Guayaquil.

Se recomienda rotar las llantas cada 10.000 kilómetros, para evitar el desgaste irregular.Carlos Klinger / EXTRA

Tarquino Villalta, administrador de Cuenca Llantas, negocio de venta de neumáticos y aros ubicado en las calle 17 y Cuenca, agrega que el cambio de llantas por unas más grandes también vuelve menos confiable la lectura del velocímetro, ya que al tener una circunferencia mayor, el automóvil avanza mayor distancia con cada revolución.

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El velocímetro le puede marcar 70 (km/h), pero en realidad (el carro) está rodando a 80. Ahí es que lo puede detectar un radar porque el conductor va confiado que va dentro del límite (de velocidad), cuando no es así”, detalla.

Agrega que para maximizar la vida de las llantas, que duran en promedio 60.000 kilómetros, hay que mantener las partes de la suspensión en buen estado pues, por ejemplo, rodamientos en mal estado generan arrastre excesivo, lo que se ‘come’ el neumático más rápido

Además, hay que alinear la dirección y balancear los neumáticos cada vez que se roten las llantas, lo cual se recomienda cada 10.000 kilómetros.

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