Un camino de aproximadamente 20 casquillos fue lo que quedó luego del ataque armado sucedido en la noche del miércoles 11 de septiembre en la etapa II de la ciudadela San Felipe, en el norte de Guayaquil.

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A las tantas evidencias en la escena se le sumó el vehículo con su parabrisas completamente trizado luego de la balacera que, según versión de moradores, se llevó a cabo con un arma larga. Sin embargo, el conductor del vehículo, un residente de esa zona, no resultó con heridas.

El automotor, un Chevrolet Trailblazer, quedó en la entrada de una calle secundaria de la zona. El vehículo de alta gama fue revisado enseguida por la Policía Nacional.

Acorde a lo comentado por lugareños, aproximadamente a las 20:00 una ráfaga de más de 20 disparos fue escuchada en el sector. Esto provocó que algunos como Andrés, nombre protegido, se alertaran y corrieran a ver a sus hijos que se encontraban jugando en las canchas de la zona.

“Fueron mínimo unos 40 segundos seguidos de disparos. Dicen que el conductor solo alquilaba una de las residencias de esta calle, pero no se conocen detalles. Lo raro es cómo abrieron la puerta metálica porque dicen que el guardia se había acercado a botar la basura”, comentó.

Otro lugareño mencionó que es preocupante que el sector ya no sea tranquilo como ellos lo veían pues “cualquiera de nuestros hijos podría llegar a casa y por error ser disparado mientras esperan en la puerta”.

Sin embargo, entre los vecinos comentaban que el auto se encontraba blindado y que por esa razón ninguna bala había atravesado el vidrio. “Ya no se puede estar en paz ni en nuestros hogares”, finalizó Andrés.

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