Tu retoño está estudiando. Es más, ya lo ves con su toga, birrete y diploma. Hasta lo imaginas trabajando en una oficina. Sin embargo, tu hijo(a), de la noche a la mañana, te sale con que se quiere casar o unir a su pareja.

Entonces te ‘congelas’, pero no para la foto de la graduación, sino por el impacto de la noticia. ¿Es un problema que tu vástago no termine sus estudios y quiera contraer matrimonio? La psicóloga clínica Eliana Rodríguez sostiene que la instrucción académica y la vida sentimental son dos áreas distintas de la vida y tienen tiempos diferentes de construcción.

“Todos tenemos derecho a decidir a cuál dedicar tiempo, energía, esfuerzo. No se debe juzgar a la gente por escoger cuál área desea más hacer crecer”, dice la experta.

El psicólogo Eduardo Moreira considera que el abandono educativo y la dificultad de encontrar un trabajo adecuado, serían los principales inconvenientes.

El especialista menciona que el padre de familia debe de intervenir en el asunto, pero eso no significa que sea ‘metido’. La idea es que le brinde a su hijo o hija consejería y acompañamiento, que le explique la realidad económica, de convivencia, de vivienda, entre otros aspectos de la cotidianidad que implica vivir en pareja.

Rodríguez señala que hay padres que tienen expectativas muy rígidas acerca de la vida de sus hijos y pretenden que los vástagos las cumplan.

“La crianza no significa que los progenitores deben diseñar el camino de los vástagos, sino que les den las herramientas para vivir y tomar decisiones”, aclara la psicóloga.

¿Quiénes lo tomarían mal? Aquellos padres que no pueden dejar de controlar o supervisar a su descendencia, pero este excesivo control, lo único que logra es alejarlos, pues los hijos se sienten acaparados”, finaliza Rodríguez.  

CONSECUENCIAS

No solo pueden truncarse proyectos de vida, como la formación estudiantil. Además, la situación puede prestarse para conflictos entre los involucrados, advierte el psicólogo.

“Es más fácil retomar los estudios que restablecer una relación rota. Duele más la enemistad con los padres, que la frustración de no culminar una carrera”, señala Rodríguez.

Moreira dice que los ‘pitos’ pueden surgir en uniones jóvenes por la poca preparación psicológica, educativa y económica. Ser muy jóvenes (e incluso ser adolescentes) podría causar embarazos prematuros o ‘llenarse’ de hijos.  

EXTRAtips

1. Habla con los chicos sobre sus expectativas. La de ellos, no las tuyas. Escúchalos, así comprenderás qué anhelan y desean lograr en la vida.

2. Motiva a tus hijos, desde pequeños, a tener aspiraciones profesionales y más. Que sea alguien en la vida, y que esto no solo se limite al ámbito educativo, también en lo que respecta al desarrollo de valores, talentos y habilidades.

3. No menosprecies las relaciones sentimentales. Porque la pareja de tu vástago puede motivarlo para que no se estanque y que siga adelante con sus metas. Tú puedes alentarlo y preguntarle: “¿Y el estudio pa’ cuándo?”.

4. Lo peor es la soledad y separación. Por tu inconformidad con la decisión de tu vástago, no lo dejes solo y sin tu apoyo, pues allí es más vulnerable y puede equivocarse más, debido a su inexperiencia. Y si va a tener un bebé, no te prives del privilegio de ser abuelo. Este es el tiempo en el que más te necesitan.

5. Nunca pienses que gastaste la plata en la educación de tu hijo(a). Si tu vástago decide ‘poner en pausa’ sus estudios porque decidió formalizar su relación, no se lo recrimines. Lo que se invierte con amor, no se reclama.