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Un trasplante de hígado salvará la vida de Romina
Los padres de la pequeña esperan que el IESS tramite una documentación para que operen a su hija en el exterior. Su salud sigue empeorando.
Romina no puede dormir por las noches. El dolor la aqueja. Llora desesperadamente. Sus padres limpian sus lágrimas. Pasan sus manos por el abdomen de la niña para intentar aliviar su malestar. Sufren al verla en ese estado.
La pequeña, de 7 meses, fue diagnosticada con atresia biliar más una cirrosis y su vida está en peligro. Christian Ochoa, su padre, cuenta que luego de ‘quemar’ todas las instancias médicas, la única solución que le dieron para salvarla es un trasplante urgente del hígado.
Sin embargo, esta intervención quirúrgica no se realiza en el país y necesita ser derivada al extranjero. Ochoa y su esposa, Myrian Quille, han realizado los exámenes necesarios para que se adjunte la documentación y se pueda pedir la derivación pero, según él, no han recibido respuesta.
Ellos esperan que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) tramite la transferencia internacional.
Desesperados
La salud de Romina comenzó a deteriorarse a los tres meses de nacida. Ochoa recuerda que el color de la piel empezó a tornarse amarillenta.
Luego, la pequeña tuvo una recaída, le dio fiebre y su barriguita empezó a hincharse.
Ochoa la llevó al hospital de Guaranda, Bolívar, en donde le detectaron un trastorno hepático por alto nivel de bilirrubina en la sangre. Le dijeron que solicite el alta voluntaria para trasladarla a la capital porque en dicha casa de salud no contaban con expertos en la rama.
En el Baca Ortiz, de Quito, le hicieron una biopsia y le diagnosticaron atresia biliar en grado 1. “Nos dijeron que la llevemos a casa y pasáramos los últimos días de vida con ella. Fueron muy duros al darnos la noticia”, explica Ochoa.
Pero los papitos no claudicaron. Ellos acudieron a un médico particular y este les dio una esperanza de vida. Les aclaró que no existe un medicamento o tratamiento a corto plazo. La única alternativa es el trasplante del órgano.
Preocupación
Los padres de Romina gastan mensualmente más de 300 dólares en medicamentos y vitaminas que postergan el avance de la enfermedad.
Para el doctor Juan José Suárez, internista hepatólogo, no les queda de otra, ya que en el país no se realizan trasplantes de hígado, pese a que la cirrosis hepática es la sexta causa de muerte en el Ecuador, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Añadió que el trámite que esperan los padres de Romina debe ser más ágil, caso contrario, “los pacientes se deterioran o complican y fallecen”.
Suárez mencionó que los programas de trasplante hepático se encuentran suspendidos. Antes de la pandemia estaba disponible solo para adultos y lo hacía el Hospital Luis Vernaza, en Guayaquil. “Dos programas exitosos fueron suspendidos por falta de pago, insumos y desidia estatal”.