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¡El escondite de los duendes!
Este es el sector más grande y antiguo de la parroquia Eloy Alfaro, donde se tejen un sinnúmero de leyendas. Se busca crear la ruta del agave.
Grandes cuevas situadas en el trayecto antiguo del barrio San Felipe tejen sinnúmero de leyendas, entre ellas, la más conocida que son los escondites de duendes. Gabriela Álvarez, joven emprendedora, conoce cada una de las fábulas que rodean a la parroquia Eloy Alfaro, en especial del barrio San Felipe, uno de los más antiguos de Latacunga.
La joven comenta que junto con su madre, Irene Caiza, están desarrollando un proyecto donde se pueda fortalecer el turismo en la parroquia y se puedan aprovechar cada una de las historias de misterios que se tejen alrededor.
Entre la fortaleza es que cuentan con un viejo sendero empedrado donde también crece de manera bondadosa el agave, que desde tiempo ancestral era utilizado por los indígenas para la vestimenta, comida, medicina y las artesanías.
“La finalidad es crear la ruta del agave donde vaya de la mano para contar las leyendas y también todo el proceso para extraer la miel de este penco que es conocido como el rey o el milagroso”, sostuvo la joven.
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Parroquia bondadosa
Eloy Alfaro cuenta con 20 sectores y en cada uno de ellos sus habitantes se dedican a la agricultura, artesanía y al comercio. San Felipe es el más grande y antiguo.
Irene Caiza expresó que los padres franciscanos empezaron a evangelizar desde 1568. En ese tiempo era un caserío rodeado de pajonales y sigses y era como una especie de sitio escogido por los españoles y catequistas franciscanos.
También es conocido por los tradicionales molinos de grano y la elaboración de bloques. Marco Moreno, exdirectivo del barrio, mencionó que en San Felipe se mantienen las tradiciones de la elaboración de la máchica de manera artesanal.
Irene Caiza reseña que por el año de 1750 fueron los Jesuitas que enseñaron a los primeros habitantes, indígenas y mestizos a procesar los granos y convertirlos en harina. Lo hacían en molinos de piedra que recibían la fuerza de las aguas de tres ríos: Pumacunchi, Cutuchi y Yanayacu.
Fabricaban todo tipo de harinas, de haba, morocho, arveja y la máchica que se distribuían en diferentes partes del país. La elaboración de la harina fue el fuerte en Latacunga en esos tiempos e incluso era el motor económico de la provincia.
“Por esa gran producción de harina y máchica que los quiteños bautizaron a los de Latacunga como ‘Mashcas’, porque era como su marca por el producto que los identificaba”, explicó el historiador Pedro Reino. (YIE)
Un barrio de gran tradición
El barrio pertenece a la parroquia Eloy Alfaro. De acuerdo a la historia desde antes de 1568 ya había vida comercial en este sector de Latacunga. El lugar era visitado por los sacerdotes y españoles.
Se ubica al occidente de Latacunga, buses urbanos, taxis o camionetas lo trasladan al sitio ubicado a 10 minutos del centro urbano. Aquí hay desde los tradicionales ‘agachaditos’, restaurantes o mercados donde comercializan comidas típicas o platos a la carta.