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Según los comerciantes y trabajadoras sexuales, la concurrencia de público se ha reducido a la mitad debido a la inseguridad en la zona.Carlos Klinger / EXTRA

Trabajadoras y vecinos del Barrio de Tolerancia piden el regreso de patrullajes

Comerciantes, sexoservidoras y dueños de negocios consideran inviable trasladarse a otro sitio, pues se agudizaría más su situación económica.

Es sábado en ‘la 18’ y el cuerpo lo sabe. Pero el bolsillo -o cartera- de las sexoservidoras no lo siente ni lo disfruta, porque sus clientes les han fallado. ¿Será la inseguridad o es que ya no les gusta ‘cuerpear’?, parecen preguntarse arrimadas a las puertas, pilares y paredes de los locales de la añeja zona de tolerancia de Guayaquil.

Una semana después de que se viralizara en redes sociales de que el alcalde Aquiles Álvarez había decidido ‘bajarle el toldo’ definitivamente a este lugar y que luego el propio Municipio desmintió, las ganas se pasmaron entre los asiduos clientes, según las propias chicas.

Yamileth, una de las trabajadoras sexuales, aseguró que la “noticia” creó pánico generalizado entre sus colegas, pues viven exclusivamente de sus servicios y si clausuraban el lugar se quedaban sin ingresos hasta encontrar otro sitio donde ‘camellar’ y que, por los niveles de inseguridad, no se atrevían a promocionarse en las calles.

Para ella, el problema del sector no es ‘la 18’, sino la inseguridad que no da tregua y que ha sido esto lo que ha provocado una estrepitosa caída en el número de clientes.

“La gente no viene por el peligro en los exteriores, antes tenía 15 clientes al día y ahora solo cuatro o cinco. Hace falta más policía, desde que cerraron la UPC (Unidad de Policía Comunitaria) casi no pasan por el sector y si pasa algo demoran horas en aparecer”, cuestionó.

Bien paradas

Brenda Rentería, presidenta de la Asociación de Propietarios y Arrendatarios del sitio, considera impensable la idea de trasladar sus actividades a otro sitio, ya que no solo se trata de quienes trabajan dentro, sino también las familias de los alrededores se benefician del movimiento económico y si los desplazan también ellos se verían afectados.

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Además, recordó que no es la primera vez que se trata de hacer. Otras alcaldías también intentaron mover el barrio de tolerancia, pero los administradores en ese entonces tampoco lo permitieron.

“En la época de León Febres-Cordero (1992-2000) trataron, pero no pudieron, ahí fue que se pusieron muros; Jaime Nebot también trató de trasladarlo a Puente Lucía y tampoco se permitió. Es que el sector es muy reconocido por su actividad, se podría decir que ‘la 18’ es patrimonio de Guayaquil”, resaltó.

La dirigente comentó que la pandemia marcó un punto de declive del cual no se han logrado recuperar. “Mire cómo está el lugar, no hay ni la mitad de los clientes que había a esta hora antes de la pandemia”.

Sin embargo, todos los locales de ‘chupa’ y vacile, la tarde de este 17 de junio, se encontraban copados casi en su totalidad y la fila de ingreso crecía con la misma velocidad con la que los asiduos clientes ingresaban.

No hay agentes

César Villamar, vecino de la zona, coincide con Brenda y Yamileth. Indicó que ‘la 18’ ha estado décadas en el lugar sin quejas de los residentes, que más bien le han sabido “sacar el jugo” a la situación, instalando negocios en sus portales.

“Aquí el problema no son los bares, sino la falta de policías. Si no hay policías, obviamente, el pillo hace de las suyas, debería haber en la entrada y en las esquinas, especialmente a la hora de cierre”, concluyó.

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